Pero, ¿qué pasaría si existiera una alternativa? La respuesta, aunque aún en etapas iniciales, podría estar en la modificación genética de cerdos. Recientemente, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) autorizó el primer ensayo clínico de xenotrasplantes de riñones de cerdo a humanos. Esta noticia, proveniente de Estados Unidos, representa un avance sin precedentes en la medicina de trasplantes.
La empresa United Therapeutics, con sede en Silver Spring, Maryland, liderará este ensayo, que en una primera fase incluirá a seis pacientes con enfermedad renal terminal. Estos pacientes, se seleccionarán cuidadosamente; se espera que sean personas entre 55 y 70 años, no elegibles para un trasplante convencional y con baja probabilidad de recibir un órgano de donante fallecido en cinco años. El primer trasplante se proyecta para mediados de este año, y posteriormente se ampliará a 50 participantes.
"El estudio evaluará a pacientes con insuficiencia renal que están en lista para un trasplante pero que enfrentan una baja probabilidad de recibir una oferta de un donante fallecido dentro de un período de cinco años," declaró la empresa.
La clave del éxito reside en la ingeniería genética aplicada a los cerdos. United Therapeutics ha desarrollado cerdos con modificaciones genéticas específicas para minimizar el riesgo de rechazo. Otras compañías, como eGenesis, están trabajando en líneas de cerdos con un número aún mayor de modificaciones genéticas, llegando incluso a modificar hasta 69 genes.
Se exploran distintas estrategias: desde la desactivación de genes de crecimiento, hasta el uso de cerdos miniatura. Estos esfuerzos buscan superar los desafíos históricos del rechazo inmunológico, una barrera infranqueable en intentos previos de xenotrasplantes con primates. Un reto adicional es la posible transmisión de infecciones zoonóticas, que será mitigado mediante exhaustivas pruebas a los donantes porcinos y un monitoreo constante de los receptores.
Aunque se han realizado trasplantes de órganos de cerdo en el pasado en Estados Unidos, con una supervivencia máxima de 71 días (caso de Towana Looney en noviembre de 2024), este ensayo clínico representa un paso crucial hacia una potencial solución a la crisis mundial de la escasez de órganos. El futuro, aunque incierto, se perfila como prometedor.
La Dra. Jay Fishman, especialista en enfermedades infecciosas relacionadas con los trasplantes, comentó que "el inicio de los ensayos clínicos formales es muy emocionante". Sin embargo, la complejidad del proceso y las posibles complicaciones, como problemas renales recurrentes observados en primates, siguen siendo desafíos que la investigación debe abordar. Otros científicos, como Muhammad Mohiuddin, están trabajando en la aplicación de esta tecnología a otros órganos, como el corazón, pero reconocen las mayores dificultades para obtener la aprobación de la FDA.
Si bien aún existen interrogantes, este ensayo clínico marca un hito significativo. La posibilidad de utilizar órganos de cerdos modificados genéticamente para salvar vidas representa una solución innovadora a la crisis global de escasez de órganos, transformando lo que alguna vez fue ciencia ficción en una realidad en desarrollo.