La crisis migratoria pone en riesgo la industria lechera en Estados Unidos
![like image](/assets/like.webp)
En el corazón de la problemática, encontramos a John Rosenow, un productor lechero de Waumandee, Wisconsin, cuya granja depende casi en su totalidad de trabajadores extranjeros. Rosenow, un hombre que ha visto cambiar el panorama de su negocio dramáticamente, declaró al Financial Times: "Si no hay mano de obra inmigrante, no habrá leche, ni queso, ni mantequilla, ni helado. Todos tendremos que volvernos veganos". Una afirmación que resume la profunda dependencia de la industria lechera de la inmigración.
La incertidumbre se cierne sobre el futuro de la industria, especialmente a raíz de las políticas migratorias impulsadas por la administración Trump. La amenaza de deportaciones masivas, sin precedentes en la historia de Estados Unidos, ha generado un clima de pánico entre los productores lecheros de Wisconsin. Rosenow, activo en campañas contra dichas políticas, añadió: "Tenía muchas menos preocupaciones antes de que Trump fuera elegido. Ahora estamos en un mundo completamente nuevo".
El impacto se extiende más allá de las granjas. El Wisconsin Examiner reportó una avalancha de llamadas a funcionarios locales de parte de electores preocupados. Carmel Capati, abogada de inmigración del Centro Multicultural Católico en Madison, expresó la realidad: "Hay un miedo y una ansiedad palpables entre nuestros clientes". Fatoumata Baldeh, agregó: "Es esencial que nosotros, como funcionarios electos, abordemos ese miedo, defendamos el estado de derecho y aboguemos por políticas basadas en los derechos humanos".
Las cifras son contundentes. Según la Escuela para Trabajadores, aproximadamente el 70% de la fuerza laboral de las granjas lecheras de Wisconsin está compuesta por trabajadores inmigrantes, principalmente de México y América Central. La mayoría, indocumentados debido a la falta de visas adecuadas para trabajadores agrícolas. Mariana Rodríguez, directora del Centro de Recursos para Latinas de UMOS (United Migrant Opportunity Services), señaló una dura realidad: "Se gana mucho dinero con estos trabajadores baratos... y es fácil deshacerse de ellos".
El futuro de la industria lechera estadounidense, y con ella, la disponibilidad de productos lácteos en las mesas mexicanas, depende de una ecuación compleja donde la mano de obra inmigrante juega un papel fundamental. La situación plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del sistema y la necesidad de una reforma migratoria que atienda las necesidades de un sector tan importante para la economía.