El foco de atención se centra en Texas, donde el Departamento de Servicios de Salud de Texas (DSHS) ha emitido una alerta de salud pública. La razón: la muerte de al menos cinco niños a causa de complicaciones relacionadas con la influenza durante los primeros meses del año. Tres decesos ocurrieron a finales de 2024 y dos más en 2025. Estos casos, según el DSHS, reflejan una tendencia alarmante: la gripe este año presenta una mayor gravedad que en temporadas anteriores.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han confirmado una “actividad muy alta” del virus gripal a nivel nacional, especialmente durante la semana que concluyó el 8 de febrero. Se reportaron aproximadamente 29 millones de casos en todo el país, una cifra que subraya la magnitud del problema. Las autoridades apuntan a varios factores para explicar la severidad de la situación:
- Una menor tasa de vacunación contra la gripe estacional, particularmente entre los niños.
- Una eficacia reducida de la vacuna contra la influenza este año (35% de efectividad, comparado con un promedio del 45% en años anteriores).
- Una menor exposición a la gripe durante la pandemia de COVID-19, lo que resultó en una inmunidad disminuida en la población.
Los síntomas, aunque familiares, requieren atención inmediata, especialmente en
niños pequeños:
- Fiebre superior a 38°C
- Escalofríos
- Tos seca y frecuente
- Falta de aire y sensación de ahogo
- Cansancio y fatiga
- Dolor en los ojos
- En niños: náuseas, vómitos o diarrea son muy comunes.
La situación exige una vigilancia constante y la búsqueda de atención médica oportuna ante cualquier síntoma sospechoso. El descenso en los casos reportados en
Texas durante la semana del 8 de febrero no implica una disminución del riesgo, sino una posible variación en la presentación de la enfermedad, reforzando la necesidad de prevención y atención médica rápida.
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