Adiós MetroCard: Nueva York migra a pagos digitales en el Metro

La Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA), anunció una decisión que marcará un antes y un después en el sistema de pago del metro neoyorquino: el fin de las icónicas MetroCards. Después de más de 30 años, estas tarjetas de papel con banda magnética, reconocibles por sus colores amarillo y azul, dejarán de ser el método principal de pago.
Se espera que la eliminación de las MetroCards, a finales de 2026, represente un ahorro considerable para la MTA, estimado en al menos 20 millones de dólares anuales. Esta cifra se obtiene al eliminar los costos asociados con la producción, distribución, mantenimiento de máquinas expendedoras y la gestión del efectivo.
"Después de 32 años, es hora de decir adiós a la 'MetroCard' y apostar por el sistema de pago del futuro," declaró Janno Lieber, presidente y consejero delegado de la MTA. La transición se hará hacia el sistema "tap-and-go", que permite el pago con tarjetas bancarias, tarjetas OMNY específicas o mediante teléfonos móviles con Apple Pay u otras plataformas similares.
Aunque las MetroCards dejarán de venderse a finales de este año, la MTA asegura que seguirán siendo válidas hasta finales de 2026. Para facilitar la transición, se instalarán máquinas expendedoras de tarjetas OMNY en todas las estaciones de metro durante el otoño. Este sistema, implementado a través de un contrato con Cubic por más de 700 millones de dólares (inicialmente presupuestado en 573 millones, pero con sobrecostos debido a retrasos y la pandemia), ya es la opción preferida por el 65% de los usuarios.
El cambio no solo implica modernización tecnológica, sino también la posibilidad de nuevos descuentos y promociones para los usuarios, algo que Lieber destacó como una ventaja adicional del sistema "tap-and-go". La historia de los "tokens", las monedas que precedieron a las MetroCards, queda atrás, dando paso a una era de mayor eficiencia y comodidad en el transporte público de la Gran Manzana. La evolución de un sistema que ha acompañado a millones de neoyorquinos durante décadas, nos deja una reflexión sobre la constante adaptación a los avances tecnológicos en las grandes ciudades.