Migración mexicana a Estados Unidos: un panorama complejo bajo Trump y Biden

Recientemente, se ha observado un cambio significativo en la aplicación de las leyes migratorias en Estados Unidos, especialmente bajo diferentes administraciones. Nombres como Donald Trump y Joe Biden se han convertido en puntos de referencia para analizar estas transformaciones. La pregunta clave es: ¿Qué implicaciones tienen estas políticas para los millones de mexicanos que viven al norte del Río Bravo?
El gobierno de Trump, por ejemplo, implementó cambios drásticos. “Ha adoptado un punto de vista mucho más amplio sobre quién debe ser objeto de detención o deportación,” según informes periodísticos. Esto implicó un incremento en las redadas y deportaciones, afectando no sólo a personas sin documentos, sino también a aquellos con visas de larga duración, incluso residentes permanentes legales (titulares de green card). Algunos casos involucraron a individuos condenados por delitos menores cometidos años atrás, antes considerados irrelevantes para las políticas migratorias.
La situación para estudiantes extranjeros también se volvió más precaria. Antes, la deportación podía ocurrir por delitos o incumplimiento de las condiciones de la visa. Sin embargo, bajo la administración Trump, se reportaron arrestos de estudiantes, trabajadores y titulares de green card sin cargos criminales, aparentemente relacionados con su activismo político.
En contraste, el gobierno de Biden, aunque ha focalizado sus esfuerzos en el control fronterizo, no ha desestimado la represión contra millones de personas sin estatus legal en el país. La aplicación de leyes como la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, ha sido cuestionada legalmente, debatiéndose su constitucionalidad y su impacto en el debido proceso.
La complejidad se extiende a los derechos procesales. Mientras los ciudadanos estadounidenses tienen garantías sólidas, los migrantes enfrentan un sistema desigual. El acceso a la representación legal es crucial, pero solo un 32% de los migrantes tenían abogado en 2024, según análisis del The New York Times. Esto contrasta con la disponibilidad de recursos legales para menores migrantes no acompañados, recursos que han estado sujetos a disputas legales.
La situación se complica aún más al analizar el acceso a programas públicos. Mientras que los ciudadanos tienen acceso completo, los residentes permanentes legales tienen limitaciones de tiempo para acceder a programas como Medicaid. Las personas sin visado válido enfrentan restricciones aún mayores, aunque algunos estados permiten obtener licencias de conducir.
Finalmente, la incertidumbre impacta hasta en los procedimientos de entrada a Estados Unidos. Las autoridades tienen amplia discreción para interrogar y registrar a los no ciudadanos, incluso revisando sus teléfonos y redes sociales, un proceso que ha llevado a la denegación de la entrada a personas con opiniones críticas hacia Estados Unidos o Israel.
Estos cambios en la política migratoria estadounidense han generado consecuencias significativas para los mexicanos y otras nacionalidades en el país. La variación en la aplicación de leyes, aunada a la escasez de información y acceso a recursos legales, crea una situación de vulnerabilidad para miles de personas.