Elon Musk quiere una legión de hijos para salvar a la humanidad

Recientemente, The Wall Street Journal reveló detalles sorprendentes sobre la vida personal del magnate, desnudando una estrategia poco convencional para, según él, asegurar la supervivencia de la humanidad. El centro de esta narrativa es Ashley St. Clair, una influencer que ha roto el silencio sobre su relación con Elon Musk y la inusual situación que ha vivido.
St. Clair, vinculada al movimiento MAGA, declaró públicamente ser madre de un hijo de Musk, rechazando una jugosa oferta económica a cambio de guardar silencio. Esta oferta, según ella, incluía 15 millones de dólares más 100.000 dólares mensuales hasta que el niño cumpliera 21 años. La decisión de St. Clair se basa en su deseo de proteger a su hijo de lo que considera una situación opresiva y de “secreto”.
Pero la historia va más allá de una simple relación extramatrimonial. El reporte indica que Musk, quien ya tiene al menos 14 hijos con cuatro mujeres diferentes, habría utilizado tácticas similares con otras madres. Esto revela un patrón de comportamiento que involucra acuerdos de confidencialidad y pagos significativos para mantener la discreción.
El multimillonario justifica su búsqueda de una numerosa descendencia argumentando una “crisis de natalidad” que amenaza a la civilización. Su visión es ambiciosa: poblar Marte para asegurar la supervivencia de la especie humana. “Si no haces nuevos humanos, no hay humanidad”, declaró Musk en una presentación en Arabia Saudita en 2023. Su interés en tener una "legión" de hijos, según sus propias palabras, está intrínsecamente ligado a este plan de colonización marciana.
El proceso, según relata St. Clair, involucró encuentros en las oficinas de X (antes Twitter), viajes en jets privados, escapadas de lujo y conversaciones directas sobre la procreación. Incluso, se cita un mensaje de texto donde Musk afirma que "para alcanzar el nivel legión antes del apocalipsis, necesitaremos usar vientres subrogados".
La participación de Jared Birchall, director de la oficina familiar de Musk y CEO de Neuralink, es crucial en este entramado. Birchall actuó como intermediario en los acuerdos financieros, incluso transfiriendo 2 millones de dólares a St. Clair para cubrir gastos de seguridad. También se le atribuye la gestión de un complejo residencial en Austin, Texas, donde Musk pretendía reunir a varias de las madres de sus hijos.
El caso pone de manifiesto la complejidad de las relaciones personales del magnate, sus estrategias para lograr sus metas, y el impacto de sus acciones en las vidas de las personas involucradas. La historia también evidencia las presiones y las implicaciones éticas que surgen de los acuerdos de confidencialidad en situaciones tan delicadas.
Más allá de las cifras y las declaraciones, la narrativa deja entrever la intrincada interacción entre las ambiciones empresariales de Musk, sus convicciones personales, y las consecuencias inesperadas en la vida de quienes forman parte de su círculo cercano.