Miedo y ansiedad en barrios latinos de Washington D.C. tras presencia del ICE

Josué y Xiomara, una pareja con dos hijas, una de seis y otra de quince años, son un ejemplo de esta nueva realidad. Él, mexicano; ella, salvadoreña; ambos llevan casi dos décadas en Estados Unidos, donde nacieron sus hijas. Trabajan en la industria hotelera, pero la semana pasada, la simple tarea de ir a comprar al mercado se convirtió en una operación de riesgo.
“Ayer no pude ir por mis hijas a la escuela. Tuve que mandar a otra persona porque la situación estaba bien difícil,” cuenta Xiomara, quien prefiere mantener su anonimato por miedo a represalias. El miedo, un sentimiento compartido por muchos, se manifiesta en diferentes formas: la angustia de la madre al no poder recoger a sus hijas, la confusión de la menor y la comprensión dolorosa de la adolescente que, al enterarse de la presencia de agentes de ICE en su vecindario, se encerró en su habitación llorando.
Este miedo no está confinado a un par de familias. En grupos de WhatsApp y Facebook, la comunidad hispana comparte noticias y fotografías de agentes de inmigración en diversos puntos de la ciudad: edificios residenciales, mercados y restaurantes. Consuelo, cajera en un mercado frecuentado por la comunidad latina, relata cómo el martes, la presencia de cuatro agentes de ICE cerca de su lugar de trabajo provocó un desplome en el número de clientes. “Hay miedo. Los clientes no han estado viniendo. La gente se siente triste, asustada, todo. Esto va a afectar mucho el negocio,” afirma.
Univision Noticias confirmó que agentes del ICE visitaron al menos tres restaurantes en la capital. Si bien se reportó como "visitas amables" para solicitar planillas I-9, la acción generó inquietud. En un caso, los agentes fueron impedidos de entrevistar a los empleados por la falta de una orden judicial. En otros, las empresas recibieron plazos hasta el viernes para presentar los documentos. La percepción general entre los afectados es que más que inspecciones, se trata de acoso.
La situación ha llegado incluso a una escuela bilingüe, Mundo Verde, donde los padres se han apostado en la puerta para proteger a sus hijos. El temor se ha intensificado, especialmente desde el primer gobierno de Donald Trump, y ahora se percibe como una amenaza omnipresente. “Uno no sale con la sensación de calma,” expresa Josué, preocupado por el destino incierto que les espera si son detenidos.
Xiomara y Josué intentan mostrarse fuertes por sus hijas, pero la posibilidad de la deportación y la separación familiar los ha obligado a planificar diversos escenarios. La incertidumbre, la angustia, y el miedo se han instalado en sus vidas, dejando a sus hijas como las principales víctimas de una situación que escapa a su comprensión.