FBI: 2000 agentes reasignados a inmigración, preocupa cambio de prioridades

En el centro de esta reestructuración se encuentra el FBI, que históricamente ha centrado sus esfuerzos en la lucha contra el terrorismo, el espionaje y los crímenes federales. Sin embargo, recientes informes indican un drástico cambio en sus prioridades, con la asignación de un considerable número de agentes a tareas de inmigración. Se habla de alrededor de 2,000 agentes federales, aproximadamente el 45% de la fuerza total del FBI, que se dedicarán a apoyar al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en la búsqueda y detención de inmigrantes indocumentados.
Este cambio se ha implementado a través de directrices internas, sin un anuncio oficial por parte del gobierno. Medios locales reportan que en ciudades como Nueva York, alrededor de 80 agentes del FBI se enfocarán exclusivamente en estas operaciones, mientras que en Atlanta la cifra alcanza casi la mitad de su plantilla. Este redireccionamiento de recursos ha generado malestar entre algunos agentes del FBI, quienes expresan su incomodidad con esta nueva función, argumentando que no coincide con su formación ni con las metodologías de trabajo habituales. “Esto no es lo que hacemos, es mala idea”, declaró un funcionario del FBI a NBC News bajo condición de anonimato.
El director del FBI, Kash Patel, un reconocido leal a la administración Trump, ha sido señalado como la figura clave detrás de esta transformación. Su nombramiento y sus anteriores declaraciones criticando la agencia y abogando por una reforma radical anticipan este cambio de rumbo. Cabe destacar que, simultáneamente, se han reducido investigaciones en áreas como la corrupción extranjera, el lavado de dinero en criptomonedas y el lobbying ilícito, lo que aumenta la preocupación por la reasignación de recursos de áreas cruciales de seguridad nacional.
La situación se complica aún más con eventos recientes, como la detención de la jueza Hannah Dugan en Milwaukee por presunta obstrucción a una operación de arresto de un migrante, y los arrestos de estudiantes propalestinos en varias universidades. Estos hechos parecen indicar una intensificación de medidas represivas en línea con las nuevas prioridades del FBI. El traslado de alrededor de 1,500 empleados del FBI fuera de la región metropolitana de Washington, anunciado por Patel, aunque sin especificar su nueva ubicación, complementa este reordenamiento significativo de la agencia.
El cambio de prioridades del FBI no solo afecta a la agencia en sí misma, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro del combate al terrorismo, la contrainteligencia y las investigaciones de fraude en Estados Unidos. El alcance y las consecuencias a largo plazo de este giro aún son inciertos, y su impacto en la seguridad nacional sigue siendo objeto de análisis y debate.