Más allá de Trump: Corte Suprema examina alcance de jueces en políticas migratorias

En el centro de la controversia estaba una orden ejecutiva del presidente Donald Trump que pretendía reinterpretar la Decimocuarta Enmienda, buscando limitar la ciudadanía por derecho de nacimiento para hijos de migrantes indocumentados. La figura de Trump, sin embargo, no fue el foco principal del debate; la atención de los jueces se centró en una cuestión procesal crucial: la validez de las injunciones judiciales a nivel nacional.
El caso, lejos de ser una simple discusión sobre la ciudadanía, se convirtió en un análisis exhaustivo de la jurisprudencia y la capacidad de un solo juez de distrito para frenar una política a escala nacional. “La cuestión no es realmente sobre la ciudadanía por derecho de nacimiento,” se insinuó durante los argumentos.
Durante la sesión, la Juez Sonia Sotomayor destacó la aparente contradicción de la orden ejecutiva con la jurisprudencia existente. Según sus palabras, “esta violaba, según mis cuentas, cuatro precedentes establecidos de la Corte Suprema.” Ningún juez manifestó abiertamente su apoyo a la legalidad de la orden de Trump, generando un clima de incertidumbre.
La discusión se extendió a la historia de las injunciones federales. El Juez Clarence Thomas, con una perspectiva histórica, cuestionó la arraigo de esta práctica en la jurisprudencia estadounidense, sugiriendo que la nación “sobrevivió hasta la década de 1960” sin ellas. Esta afirmación, sin embargo, fue recibida con reservas por algunos expertos legales, quienes presentaron evidencia de su uso desde principios del siglo XX.
A este debate se sumaron las preocupaciones prácticas de los abogados de los demandantes. Jeremy Feigenbaum, fiscal general de Nueva Jersey, planteó el caos que se generaría si la aplicación de la orden variara de estado en estado, afectando la obtención de documentos básicos como el número de Seguro Social y creando una incertidumbre sobre el estatus migratorio de miles de niños.
La discusión también giró en torno a la posibilidad de un vacío legal si se anulaban las injunciones nacionales. La Juez Elena Kagan planteó un escenario complejo: ¿cómo se garantizaría una resolución justa sin una medida que aplicara a todo el país, considerando que el gobierno podría simplemente ignorar las derrotas en cortes inferiores?
El panorama, al finalizar la audiencia, era uno de interrogantes más que de respuestas definitivas. La Corte Suprema, lejos de emitir un juicio inmediato, dejó en evidencia la complejidad de los asuntos legales involucrados y la necesidad de un análisis más profundo antes de una resolución.