Una batalla silenciosa se libra en las calles del Centro Histórico, entre el orden y la supervivencia. Este lunes, el ayuntamiento de Puebla capital desplegó una fuerza policial con la intención de sofocar el comercio informal que se aferra a las arterias de la ciudad.
En las calles 6, 8 y 10 Oriente-Poniente, la presencia policial es abrumadora. La estrategia, clara: impedir la instalación de los "informales". Sin embargo, el espíritu del comercio callejero es resiliente. Los comerciantes se agrupan en la calle 5 de Mayo, entre la 10 y 8 Oriente-Poniente, como aves de rapiña esperando el momento oportuno para desplegar sus alas.
Nos vamos a esperar a que salgan más, comenta uno de los comerciantes, mientras observa la formación policial con una mezcla de resignación y rebeldía.
En la calle 8 Oriente-Poniente, un grupo de mujeres comerciantes espera instrucciones. La incertidumbre se respira en el ambiente. La batalla por el espacio público, la lucha por la subsistencia, continúa.
Solo están vigilando, comenta uno de los comerciantes, mientras observa a los policías municipales que resguardan la zona.
El pasado 9 de agosto, el gobierno de la ciudad ya había lanzado un ataque frontal al comercio informal. Las calles del centro histórico fueron cerradas, creando un vacío que pronto se llenó nuevamente con la tenacidad de quienes buscan un espacio para ganarse la vida. La batalla por el Centro Histórico de Puebla es una batalla por el sustento, una batalla por la identidad de la ciudad. Un pulso irregular que se repite día a día, con el sonido de las sirenas y el murmullo de los vendedores ambulantes.