No solo por la importancia de la ciudad como punto de encuentro entre México y Estados Unidos, sino por la creciente presión por un cambio en la política migratoria.
En Tijuana, las organizaciones civiles, activistas y autoridades locales están clamando por un giro radical en la estrategia del gobierno. El asesinato de seis migrantes en un operativo militar en la frontera sur y las recientes denuncias de agresiones y amenazas de muerte por parte del Instituto Nacional de Migración (INM) en Tijuana han encendido las alarmas.
Judith Cabrera de la Rocha, codirectora de Border Line Crisis Center, ha denunciado un aumento sostenido de la militarización de la migración y la criminalización de personas migrantes y defensoras. Como ejemplo, recuerda el incidente del 13 de octubre de 2023, cuando elementos del INM y la Guardia Nacional intentaron ingresar a la fuerza a su albergue, y las amenazas de muerte de una agente del INM contra la defensora Paola Morales.
"Exigimos en voz alta y para todos los oídos frenar la militarización de las políticas migratorias. Sabemos que hay una orden a nivel nacional de detener la migración a como dé lugar, y lo hacen ignorando todo tipo de leyes y acuerdos", advierte Cabrera.
Las demandas de cambio se han multiplicado. La Red Jesuita con Migrantes-México ha pedido a Sheinbaum una nueva política migratoria "con apego a los derechos humanos y alejarse del enfoque de seguridad militarizado". En un comunicado, solicitan que los perfiles para los delegados del INM y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) cuenten con "la trayectoria, conocimientos y capacidades necesarias para implementar una política migratoria basada en el pleno respeto a los derechos".
"Que de ninguna manera se impongan perfiles militares, incluyendo a personas con formación militar, en retiro o con licencia de las Fuerzas Armadas", demandan.
La crisis migratoria en México, marcada por un aumento del 193 por ciento en la migración irregular durante la primera mitad del año, exige una respuesta integral. La visita de Sheinbaum a Tijuana, con su peso simbólico, representa una oportunidad para iniciar un cambio hacia una política migratoria más humana y respetuosa de los derechos.