La tranquilidad de la calle Norte 94 y Ángel Albino Corzo en la GAM se vio interrumpida por la presencia de personal de Pemex. La escena, inusual para los vecinos de la zona, rápidamente levantó sospechas.
La noticia corrió como la pólvora: se hablaba de un posible hallazgo, un descubrimiento que, de confirmarse, pondría en alerta a las autoridades y a la propia comunidad. Los trabajadores de Pemex, con sus uniformes característicos y equipo especializado, se movían con cautela, dejando entrever la gravedad de la situación.
La especulación creció con cada hora que pasaba. ¿Se trataba de un simple desperfecto en las líneas de distribución, o algo más grave? Los rumores, como el viento, se extendieron por el vecindario. El silencio de las autoridades solo avivó la intriga.
Finalmente, la información comenzó a filtrarse: se confirmaba el hallazgo de una toma clandestina. La noticia, confirmada por fuentes oficiales, provocó un revuelo en la zona. Las autoridades, en un esfuerzo por mantener el orden y la seguridad, iniciaron una investigación exhaustiva para dar con los responsables de este acto ilícito.
Las consecuencias de este hecho podrían ser graves. El robo de combustible no solo afecta las arcas de Pemex, sino que también pone en riesgo la seguridad de la población. Las tomas clandestinas representan un peligro latente, con la posibilidad de explosiones y fugas que podrían causar daños irreversibles.