En este contexto, la Iglesia católica en la región se está preparando para reforzar su labor humanitaria. El obispo de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres, afirmó que la Iglesia se mantendrá atenta a las decisiones del nuevo gobierno estadounidense, pero resaltó que, independientemente de las políticas gubernamentales, la Iglesia continuará su trabajo en defensa de los derechos humanos de los migrantes.
La situación en Ciudad Juárez es alarmante. Actualmente, la ciudad enfrenta una creciente presión migratoria, especialmente por los migrantes que quedan varados en la ciudad tras no poder cruzar a Estados Unidos o ser deportados bajo medidas anteriores como el Título 42. "La Iglesia ha sido un actor fundamental en la atención a los migrantes", expresó el padre Juan Carlos López, vocero de la diócesis de Ciudad Juárez.
Los albergues administrados por la Iglesia y organizaciones civiles están desbordados, pues ofrecen comida y albergue a miles de personas, muchas de las cuales provienen de países como Venezuela, Honduras y Haití, que enfrentan severas crisis económicas y políticas. La falta de un registro formal de los migrantes en la región aumenta los riesgos de inseguridad y violencia.
La Iglesia católica en Ciudad Juárez no solo se prepara para atender la crisis humanitaria inmediata, sino que también está movilizando sus redes internacionales para sensibilizar a las autoridades y a la sociedad sobre la necesidad de una respuesta más efectiva. El trabajo conjunto de diversas organizaciones, religiosas y no religiosas, se vuelve crucial para mitigar los efectos de las políticas migratorias que se avecinan.
Entre las medidas que se están tomando para abordar la crisis migratoria se encuentran:
- La creación de albergues y centros de asistencia para migrantes.
- La provisión de comida y atención médica a los migrantes.
- La sensibilización de la sociedad y las autoridades sobre la necesidad de una respuesta más efectiva.