El impacto no se limita a cifras frías en un informe. Detrás de cada número hay historias de vida interrumpidas, familias deshechas y comunidades desoladas. El último balance oficial, publicado el domingo, eleva la cifra de víctimas mortales a 94, un aumento significativo respecto a los 75 reportados inicialmente. Estas pérdidas humanas se suman a un contexto social ya complejo.
El ciclón, al que se le ha denominado "Chido", no solo ha cobrado vidas; también ha dejado una huella imborrable en la infraestructura del país. Más de 110.000 viviendas han quedado destrozadas, un golpe brutal para una nación donde la pobreza es un desafío diario para millones de personas. La provincia de Cabo Delgado, en el norte, ha sido la más afectada, con aproximadamente 620.000 personas afectadas por la fuerza desatada del ciclón.
La magnitud de la catástrofe es aterradora. “Fueron vientos de hasta 260 km/h y lluvias torrenciales de 250 mm en 24 horas”, describen fuentes oficiales. Unicef ha compartido imágenes desgarradoras del distrito de Mecufi, el más afectado, mostrando la destrucción a gran escala; incluso una mezquita sufrió daños significativos.
El número de heridos se mantiene, por el momento, en casi 670. En medio de esta tragedia, el candidato presidencial del partido en el poder, Daniel Chapo, visitó la zona afectada el domingo. Su presencia, en un contexto marcado por la crisis poselectoral que dejó 130 muertos en octubre, añade otra capa de complejidad a la situación. El desafío ahora es la reconstrucción y la asistencia a las miles de personas que han perdido sus hogares y sus medios de subsistencia.