Las noticias de las promesas de deportaciones masivas del presidente electo, Donald J. Trump, resuenan como un eco constante en la mente de miles de migrantes que se agolpan en la ciudad. No obstante, este frío invernal no los detiene. Venezolanos, centroamericanos… buscan una nueva vida, a pesar de las adversidades.
"Nos ponemos tres o cuatro chaquetas para poder andar así, tapabocas, cubre oídos, nos ponemos tres o cuatro sudaderas," cuenta Jorge Peñalver, un venezolano de 28 años, mientras limpia parabrisas para sobrevivir. Las temperaturas, que alcanzaron los -3°C en días recientes, son solo una parte de la difícil realidad que enfrentan. La otra, la incertidumbre ante un futuro incierto.
Carlos Mayorga, pastor y voluntario del colectivo Ángeles Mensajeros, describe la situación: "Al frío se suma la incertidumbre frente a la toma de posesión del próximo presidente." Su organización entrega ropa, comida y café a los migrantes, muchos de los cuales provienen de regiones donde el frío extremo es algo desconocido.
La solidaridad ciudadana se manifiesta en pequeños gestos: "Gracias a Dios la gente acá de Juárez nos ve acá trabajando y nos regalan abrigo," agradece Peñalver. Sin embargo, la precariedad es evidente. El Servicio Meteorológico Nacional pronostica que las bajas temperaturas persistirán, llegando incluso a los -15°C en zonas montañosas de Chihuahua y Durango.
Mientras tanto, al otro lado de la frontera, la presión se mantiene. Una reciente caravana de aproximadamente 200 hondureños partió desde San Pedro Sula, incluso antes de la toma de posesión del nuevo presidente. Leticia Alvarado, una de las migrantes, resume su decisión: "Aquí oportunidades de trabajo no hay... hoy en grupo… no me voy a sentir sola en el trayecto."
La espera en Ciudad Juárez es un reflejo de la compleja realidad migratoria en la región. Un drama humano que se desarrolla en medio de un clima gélido y una incertidumbre política que amenaza con congelar las esperanzas de miles.