La comunidad se congregó, expectante, en torno a una iniciativa que prometía revitalizar la esencia misma de su identidad. En el corazón de esta reunión, Clara Brugada, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y Gaby Osorio, Alcaldesa de Tlalpan, protagonizaron un momento crucial. No se trataba de una simple firma de documentos; era la materialización de un compromiso profundo con la preservación de un legado ancestral. El anuncio principal: la declaratoria de la Ciudad de México como territorio libre de maíz transgénico.
Pero la noticia trascendía la simple prohibición. Se presentó un ambicioso "Plan de 11 puntos para el fomento de la producción de maíz nativo", un proyecto que abarca desde la protección de suelos de conservación hasta la creación de una red de apoyo para los agricultores locales. Este plan, fruto de la colaboración entre el gobierno capitalino y el gobierno federal, se centra en la vitalidad de las 60 variedades de maíz nativo presentes en la región.
Un elemento clave de este plan es la creación de la Red Centli. Esta red funcionará como un garante de la calidad y la autenticidad del maíz producido, otorgando un "sello verde" a los agricultores que empleen prácticas agroecológicas. Este sello no solo será un símbolo de orgullo para los productores, sino también una herramienta para acceder a nuevos mercados y apoyos gubernamentales.
La Alcaldesa Osorio Hernández, en un mensaje difundido en redes sociales, destacó la importancia de la iniciativa: “Hablar del maíz es hablar de nuestra historia, identidad y raíz. En los pueblos de Tlalpan aún se siembran seis tipos de maíz nativo, un patrimonio que debemos proteger.” Su mensaje resuena con la voz de una comunidad que ve en este decreto un futuro prometedor para la agricultura local y la preservación de sus tradiciones.
El evento, al que asistieron comuneros y representantes ejidales de Tlalpan, se convirtió en un símbolo de unidad y esperanza. Un testimonio palpable de cómo la colaboración entre gobierno y comunidad puede dar lugar a iniciativas transformadoras que fortalecen el patrimonio y la soberanía alimentaria de una ciudad.