124,265 desaparecidos y la violencia silenciosa: fosas clandestinas revelan la tragedia en México

El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) arroja una cifra escalofriante: 124,265 registros de personas sin paradero desde 1952 hasta 2025. Esta estadística no solo refleja la ineficacia de las autoridades, sino la brutal violencia que azota al país. No son solo números; son historias de vidas truncadas, de familias destrozadas y de un dolor profundo que parece no tener fin.
Recientemente, dos casos han conmocionado a la nación. En Casas Grandes, Chihuahua, en la zona conocida como “El Willy”, se descubrió una fosa clandestina con 56 cadáveres y restos humanos. Simultáneamente, en el Rancho Izaguirre, Teuchitlán, Jalisco, se encontraron seis lotes de restos óseos en fosas clandestinas vinculadas al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). “Ya ni pedimos justicia, sólo dónde llorarlos”, claman desgarradoramente los familiares de las víctimas, una frase que resume el profundo cansancio y la desesperación que los embarga.
El hallazgo en "El Willy" se extendió durante semanas. Desde el 21 de enero hasta el 14 de marzo de 2025, las autoridades realizaron inspecciones forenses en 38 fosas clandestinas. Un equipo multidisciplinario, integrado por peritos en criminología, antropólogos forenses, agentes del Ministerio Público, elementos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), Guardia Nacional (GN) y el Ejército Mexicano, participó en las labores. Los restos recuperados, incluyendo cuerpos completos, osamentas y fragmentos óseos, se encuentran en laboratorios forenses de Ciudad Juárez para su análisis e identificación. Las búsquedas se extendieron a zonas aledañas e incluso incluyeron operativos aéreos y terrestres en el municipio de Ascensión.
Mientras tanto, en medio de la indignación y el dolor, familiares de las víctimas en diferentes puntos del país llevan a cabo protestas. Una joven, devastada por el hallazgo de los restos de su familiar en Chihuahua, representa el silencioso grito de miles que, atemorizados por las represalias, solo buscan un lugar para llorar a sus seres queridos. El silencio ensordecedor del gobierno frente a esta tragedia se contrapone al clamor desesperado de quienes solo anhelan un poco de paz en medio de un dolor inconmensurable.
El panorama es desolador. La búsqueda de justicia se ha transformado en una búsqueda de consuelo, en un intento desesperado por encontrar un espacio para el duelo en medio de la ausencia y la impunidad.