Uno de los pilares de este apoyo es la tarjeta INAPAM, formalmente conocida como credencial del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores. Más que una simple identificación, se convierte en una herramienta clave para acceder a diversos beneficios.
Emitida por el Gobierno Federal, la tarjeta INAPAM, tramitable a partir de los 60 años, abre las puertas a un abanico de posibilidades. Pero, ¿qué la hace tan importante? La respuesta radica en su capacidad para agilizar el acceso a:
- Apoyos sociales: Facilitando la integración a programas sociales diseñados para mejorar la calidad de vida.
- Programas económicos: Ofreciendo la posibilidad de acceder a recursos económicos que complementen los ingresos.
- Beneficios en servicios públicos y privados: Descuentos y promociones especiales en diversos establecimientos.
Y es aquí donde entra la clave: tres programas económicos de la Secretaría de Bienestar se vuelven accesibles con la tarjeta INAPAM:
- Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores: Un apoyo económico bimestral para mayores de 65 años. "Un apoyo fundamental para asegurar la estabilidad económica en la etapa final de la vida," comenta un beneficiario del programa.
- Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad: Destinada a personas con discapacidad permanente, sin importar su edad.
- Programa Mujeres con Bienestar: Focalizado en mujeres mayores en situación de vulnerabilidad, ofreciendo un respaldo social crucial.
Para obtenerla, se requiere presentar:
- Acta de nacimiento
- Identificación oficial
- CURP actualizada
- Comprobante de domicilio reciente
- Fotografía infantil
- CURP de un familiar de contacto
El trámite es presencial y gratuito, realizado en módulos INAPAM o de la Secretaría de Bienestar, de lunes a sábado de 10:00 a 16:00 horas. La entrega de la credencial, en caso de no existir contratiempos, se realiza el mismo día.
Más allá de los apoyos económicos, la tarjeta INAPAM proporciona descuentos en transporte, farmacias, servicios médicos y otros establecimientos, además de acceso a actividades culturales y recreativas. Su importancia radica en la simplificación del acceso a servicios esenciales y apoyos económicos, mejorando significativamente la calidad de vida de los adultos mayores en México.
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