Nogales
Cada uno de sus niveles, sus adornos y colores tiene un significado, explica reconocida docente.
El altar de muertos es un elemento fundamental en el conjunto de tradiciones mexicanas de Día de Muertos, que consiste en instalar altares domésticos en honor de los muertos de la familia y en las escuelas se erigen a artistas y personajes variados. Lourdes Mejía Castellón, docente del área de Historia y con más de 20 años de experiencia, señala que para los mexicanos el Día de Muertos representa algo más que la veneración de sus difuntos, podría decirse que para ellos, a diferencia de otros latinoamericanos, este día es para celebrar, burlarse, jugar y convivir con la muerte.
Mejía Castellón explica que la construcción y representación del altar de muertos varía según las creencias y elementos disponibles en una determinada región. Y ya en las escuelas, la construcción de altares está sujeta a la creatividad de los jóvenes, quienes mezclan lo actual con lo tradicional.
Niveles
Los altares de muertos se rigen por niveles, como parte fundamental de su construcción, explica la docente de preparatoria, y agrega que la cantidad de éstos en un altar varía en algunas regiones. Los niveles, señala, representan la cosmovisión, regularmente representando el mundo material y el inmaterial o los cuatro elementos (agua, tierra, aire y fuego), y en cada uno de ellos se colocan diferentes objetos simbólicos para la cultura, religión o para la persona a la que se le dedica el altar.
Lourdes Mejía señala que en diferentes culturas, particularmente en la azteca, se creía que existía un proceso para nacer y otro para morir. Así, cuando el alma abandona el cuerpo debe pasar una serie de pruebas o dimensiones para llegar al ansiado descanso. En la cosmovisión azteca el alma de una persona debía pasar ocho niveles en el Mictlán (inframundo), cada uno representaba una prueba para llegar al noveno nivel considerado como el descanso eterno.
Adornos
Mejía Castellón comenta que infinidad de adornos alusivos a la muerte han surgido del arte popular mexicano y se han agregado al altar de muertos. Figuras de diversos materiales, esqueletos como personajes, así como arreglos frutales o florales, son algunos de los elementos presentes en los altares.
También se incluyen cadenas elaboradas con papel crepé, de color morado y amarillo, un eslabón de cada color, alternados. El morado representa la muerte y el amarillo la vida, por lo que con este adorno queda representada la delgada línea existente entre la vida y la muerte.
* El retrato del recordado, sugiere el ánima que los visitará la noche del 2 de noviembre. La imagen de las ánimas del purgatorio sirve para obtener la salida del purgatorio del alma de nuestro difunto por si acaso se encontrara ahí.
* Los cirios, sobre todo si son morados, son señal de duelo.
* La cruz pequeña de ceniza se pone por si el ánima se encontraba en el purgatorio, ayudándolo a salir de ahí para continuar su viaje.
* Las calaveras de azúcar, medianas en el nivel superior, son alusión a la muerte, siempre presente.
* Los cuatro cirios en cruz, representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.
* Las tres calaveras pequeñas y en un nivel bajo, son dedicadas a la Santísima Trinidad, y la grande en el mismo nivel, al Padre Eterno.
* El aguamanil, jabón y toalla se colocan por si el ánima necesita lavarse las manos después del largo viaje.
* El agua en la jarra es para que se moje los labios resecos por el largo viaje desde el más allá.
* El licor, tequila preferiblemente, es para que recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida y decida visitar a los vivos.
* El copal sirve para que su humo limpie el lugar de malos espíritus y así pueda entrar el ánima a su casa sin ningún peligro.
* La comida tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita.
* La cruz grande de ceniza sirve para que al llegar el ánima hasta el altar pueda expiar sus culpas pendientes.
* Las flores sirven para adornar y aromatizar el lugar durante el tiempo que esté presente el ánima.
El Festejo
Quienes elaboran el altar y a quien se lo dedican tienen un festejo, señala la docente de Historia, y éste es interpretado como un reencuentro, aunque breve, con la promesa de alcanzar los primeros a los segundos en el más allá, llegado el momento.
El festejo comienza cuando se encienden las veladoras y se ‘comparte’ con el difunto el festín preparado y se recuerdan anécdotas de éste.
Al término se apagan las veladoras y se despide a los espíritus, deseándoles buen viaje de regreso al más allá y pidiéndoles que retornen el próximo año.