Nogales
Está a punto de perder el brazo izquierdo a causa de una mordedura de un perro, empero no pide castigo para el dueño de los animales, solo el apoyo para pagar las cuentas generadas por más de diez operaciones.
María De Lourdes Barrales Ávila, caminaba por la banqueta de la avenida Ruiz Cortines, casi esquina con la Orizaba, cuando se recargo en un barandal sintiendo en esos momentos la mordedura de un can.
Era el 27 de octubre pasado y desde entonces ha peregrinado por los quirófanos de distintos hospitales, en donde los profesionales de la medicina han hecho lo posible por salvarle el brazo.
De inicio fue trasladada al Hospital General, en donde le brindaron las primeras atenciones médicas, pero debido a la gravedad de las lesiones, fue trasladada de emergencia a la capital el Estado.
En todo este mes fue operada diez ocasiones y por un milagro no ha perdido el brazo, pero ha tenido que despojarse de las pocas pertenencias para poder hacer frente a los gastos.
Vecina de la colonia Pueblo Nuevo, desempleada, ha recibido el apoyo de sus amigos y vecinos quienes mediante colectas, le han ayudado a abonar los montos de sus curaciones.
Familiares e hijos, se han organizado para juntar unos pocos de recursos, además de contar con el apoyo de las instituciones médica, en donde le han hecho rebajas a las cuentas.
Ella reconoce su imprudencia al haberse recargado en el cerco de la casa en donde hay dos perros de la raza Mastín Napolitano, cuyas mordeduras prácticamente le deshicieron el ante brazo izquierdo.
“Fue imprudencia mía el haberme recargado y no quiero nada, solo que me ayuden a pagar el hospital”, sostiene, “he gastado mucho en los gastos a Hermosillo, en los medicamentos y ahí tengo todas las recetas”.
En un principio las cuentas llegaron hasta casi los 50 mil pesos por sus operaciones, dice, pero con los estudios socioeconómicos y algunas consideraciones, ha ido bajando paulatinamente.
Actualmente le quedan solo diez mil pesos a pagar, pero todavía le quedan intervenciones pendientes, pues le acaban de hacer un injerto de piel de su pierna, en el brazo.
Luego viene la terapia para lograr recuperar el movimiento del brazo, por lo que ha sido un milagro, expresa, el no perder del brazo, pues los médicos no le dieron en un principio, muchas esperanzas.
Inmovilizado el brazo
Las consultas con los especialistas en la capital del Estado siguen, como los viajes para poder establecer el proceso de recuperación, por lo que tiene completamente inmovilizado el brazo.
“Todavía no me han dado de ‘alta’ pues falta ver si ya ‘pegaron’ o cicatrizaron los tendones”, explica, “porque apenas y puedo mover el dedo anular pero es lo mínimo que tengo de movimiento”.
El brazo izquierdo no lo puede estirar y muestra al reportero apenas unos insignificantes movimientos de su dedo, además de la herida la cual trae cubierta con una gasa para evitar el polvo.
Su caminar es lento porque apenas le está cicatrizando la herida que le dejaron en la pierna izquierda, de donde los médicos cortaron un trozo de piel y carne para injertarla en el brazo.
“Ya me adelantaron que me va a quedar inútil, que no voy a poder recuperar por completo el movimiento”, refiere, “por lo que voy a tener que aprender a usar el otro brazo, porque soy zurda de nacimiento”.
Ya no puede hacer mucho trabajo y sus hijas le brindan un poco de apoyo cuando pueden, por lo que ha tenido que lidiar sola con su problema, porque ni el Seguro Popular le “alcanzó” para cubrir los gasto.
Irónicamente el servicio médico del gobierno, expresa, cubre los gastos médicos de picadas de alacrán, mordeduras de víbora pero de perro, no contempla.
Ha acudido a los regidores del Revolucionario Institucional, quienes la han apoyado para ir cubriendo poco a poco los gastos generados sus operaciones en todo este tipo.
Hay compromiso moral
Si bien es cierto hay un compromiso moral del dueño o propietaria de los animales en un ataque a una persona, también existe una responsabilidad penal y civil para resarcir los daños a quien fue agredido por una mascota.
El abogado José Francisco Obeso López, consultado sobre este caso en particular, refiere que aún cuando no haya denuncia, cuando hay daños el dueño es el responsable.
“En este caso se está poniendo en peligro la salud de la señora, está dejando marcas permanentes”, indica, “está dejando secuelas físicas y sicológicas por las lesiones sufridas en el ataque”.
Aun cuando haya pasado más del mes del ataque por los perros, señala, se le debe hacer del conocimiento de la autoridad porque las lesiones ahí están y no se han borrado.
“Obviamente la autoridad tiene que investigar”, sostiene, “porque la víctima no se metió a la propiedad y aun así, pudiera seguir teniendo responsabilidad el dueño del animal”.
De acuerdo a los hechos, la víctima caminaba por la acera, por la banqueta cuando fue atacada, por lo que deben haber responsabilidad en la reparación del daño si la afectaba trabajaba y ahora no.
En caso de una demanda, puede conseguir justicia para su caso, porque la autoridad está obligada a investigar cómo sucedieron los hechos y determinar la responsabilidad, pues no está limitada en su derecho de pedir justicia.
Investiga el antirrábico
A petición de los regidores del PRI, el Centro de Atención Canina ha investigado este caso en particular, establece el director de la dependencia Germán Quintero Castro.
El procedimiento regular es tener en observación a la mascota cuando agrede a una persona, explica, pero en este caso en particular, los hechos sucedieron hace más de un mes.
“Sobre ese caso en particular, nos acaba de llegar el oficio y la responsabilidad de nosotros como centro Antirrábico”, dice, “es verificar el resguardo que se les da a las mascotas, son diez días de observación pero aquí ya pasó el periodo, por lo que no hay problemas con enfermedades”.
Personal de la dependencia acudió al domicilio, para verificar el lugar y constatar cómo está la cerca, explica, encontrando protección en la reja de la vivienda con malla, señalamiento de “cuidado con el perro” de acuerdo con la ley.
En el área en donde presuntamente fue el ataque, manifiesta, es un pedazo de barda y polín de la puerta, con una abertura de cinco a diez centímetros cuyos perros no pueden haber sacado “ni la nariz” por dicha abertura.
“Si fue por esa abertura por donde se dio la mordida”, asegura, “lo más probable que haya sido una imprudencia de la víctima”.
Cuando la persona provoca al animal o tiene la culpa del ataque, añade, el reglamento marca no haber sanción, porque las mascotas están en un lugar protegido, resguardados.
De manera general, cuando existe una mordedura de animal, explica, el propietario debe de entrar la mascota para tenerla en observación por diez días y en caso de querer recuperarlo, debe pagar una sanción.
De no entregarlo, debe presentar varios certificados médicos comprobando que el animal está libre de alguna enfermedad y si la lesión es grave, la persona afectada debe de poner la denuncia ante el Juez Calificador.
El dueño de la mascota, de acuerdo al reglamento, afirma, debe de pagar todos los daños ocasionados por el animal.