Mantienen vivo recuerdo de Robertito

Nogales.

Aun después de su muerte, familia y amigos de Roberto Sepúlveda Salgado mantienen vivos sus recuerdos.
El menor de los hijos de María de Jesús Salgado Beltrán y José Sepúlveda Herrera murió un 8 de abril del 2010. Su partida dejó un dolor muy grande, pero el amor que le guardan es aun mayor.
El joven, quien era estudiante de la preparatoria Siraitare, porristo y además jugador de fútbol americano, tiene decenas de amigos que lo recuerdan y lo visitan.
Él yace en el panteón Colinas del Buen pastor, su familia construyó una capilla en donde plasmaron cientos de recuerdos y fotografías.
Cada día de muertos no puede faltar su altar con sus comidas y bebidas favoritas, además de objetos personales. Pero su altar no solo se erige el 2 de noviembre, el resto del año todos sus seres queridos se encargan de llevar hasta su tumba sus alimentos y golosinas preferidas.
Su cumpleaños es una fiesta, menciona su familia, pues para ellos él sigue vivo y hay que celebrar con la misma alegría que festejaron su nacimiento, su primer año y cada año de felicidad que vivió.
Desde muy temprano y  diariamente, su capilla se abre, pues en cualquier momento pueden llegar esos amigos del alma que lo extrañan, que lo recuerdan y que tal vez no aceptan su partida, pero aprenden a vivir con su ausencia, pero no sin él, es por eso que siempre hay un motivo para ir hacia donde ésta.
Sus amigos lo describen como alegre, ‘chicharachero’, bromista, algunos hasta flojo, pero siempre con esa característica que lo hacía único y que llenaba de felicidad a quienes lo rodeaban.
No podían faltar esos amores que aún lloran su partida, con tan solo 17 años era un hombrecito que despertaba en las jovencitas esas admiración, pues dicen era apuesto y un caballero.
Su aniversario luctuoso es motivo de fiesta, pese a ser el día mas doloroso para sus seres queridos, también es el día que se convirtió en un ángel que guía sus caminos, quien les da la esperanza de seguir luchando  y a quien esperar volver a mirar.
Sus hermanos, al igual que sus padres, también lo extrañan y son ellos principalmente quienes lo visitan, pues su presencia falta en casa y es en su nueva casita donde lo sienten más cerca.
Este día de muertos no es la excepción, Robertito ya tiene su altar, tendrá su fiesta y toda su familia y amigos se reunirá en el panteón a cantarle sus canciones preferidas, a llorar aún su partida, pero sobre todo a sentir su presencia y a pesar de que él ya partió, su alegría, sus chistes y su presencia se siguen sintiendo y aunque no lo ven, él está en un largo viaje y algún día estará otra vez a su lado.

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