Entre la vida y la muerte panteones de Nogales

Despejados los nubarrones del inicio del fin de semana, el soleado domingo se presta para empezar el camino hacia los panteones de la ciudad, en la visita obligada a visitar al ser querido que se adelantara en el camino

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Nogales.

Despejados los nubarrones del inicio del fin de semana, el soleado domingo se presta para empezar el camino hacia los panteones de la ciudad, en la visita obligada a visitar al ser querido que se adelantara en el camino.
Los camposantos de la calle Reforma, el Nacional y su anexo, así como los Cipreses, reciben cientos de visitantes en estos días como lo marca la tradición milenaria y las costumbres mexicanas.
El día de los Fieles Difuntos más que un día para recordar a los seres que emprendieron el viaje sin retorno, se vuelve el momento propicio para reunir a la familia en torno a una lápida.
Este día los colores, los olores y sabores, se entremezclan con el aroma de la comida, las flores, la cera de las veladoras consumiéndose, con el rezo silencioso de una madre o abuela quien musita una oración.
Es el momento de rencontrarse con el ser querido y entorno al frío mármol, recordar y revivir las anécdotas, las historias familiares, los logros obtenidos en vida, los ejemplos brindados y también, hasta los castigos recibidos.
Otros enjugan una lágrima por la pérdida reciente y aun persiste el dolor por la partida ya sea trágica o natural, con quien compartieron gran parte de su existencia en este mundo.
Muchos adornan este momento con las notas de las canciones preferidas del difunto, mientras empinan o apuran un trago de cerveza o licor para hacer más llevadero el dolor.
Es inevitable e ineludible la cita al panteón en estas fechas para los vivos, quienes aparte de ser un día de asueto, aprovechan no solo para estar con la familia, sino también para comerciar.
Invariablemente los pasos terminan en una tumba (aunque parezca irónico) en estas fechas, haciéndolas lucir y mostrar la mejor corona, el mejor arreglo floral y hasta los nuevos miembros de la familia.
El limpiar y adornar las tumbas, también representa  una oportunidad para reunir a la familia, recordar los viejos tiempos conviviendo alrededor de la tumba ahora con más sobrinos, nietos o la novia.
El pasar el día  en el panteón es una de las costumbres más arraigadas del pueblo mexicano,  pasa a ser una manera de reunir a la familia, de aquellos que están lejos, en el vecino país del Norte principalmente.
Se es parte del paisaje el reencontrarse con el hijo pródigo que regresa para abrazarse, llorar juntos y prenden una veladora en memoria del ser querido, aunque la felicidad sea por unas cuantas horas.

Todo un día
para la venta
La gran afluencia de visitantes a los panteones es una oportunidad para los comerciantes incluso venidos de otras tierras, para ofertar sus más disímbolos productos y artículos.
Desde jóvenes estudiantes y algunos desempleados que aprovechan estos días para vender agua embotellada, refrescos, hacer trabajos de limpia y acareo de agua y por unos cuantos pesos repintando las iniciales en las cruces.
Otros hacen sus fritangas para vender con el fin de allegarse recursos para la próxima graduación, para el viaje escolar vendiendo y ofertando cualquier artículo agradable a la vista de los chamacos.
Aquí todo se comercializa, desde comida de los más diversos tipos y de lugares remotos del país, conjugándose los llamados para atraer al público con los gritos de los llamados barateros.
Desde lejos se pueden escuchar el clásico pregón y con doble sentido: mira, échale otra y por los mismos 750 pesos, le sumo otra, es pura catalana de calidad, de algodón, San Marcos para que no pase frío”.
La venta de las flores está al orden del día, la comida, los churros, los duros, los blandos, aguas de sabores embotelladas o no, paletas, globos, ropa y hasta utensilios de cocina.
Cadenas con el nombre, tatuajes desde los temporales hasta permanente, dulces y todo tipo de chuchulucos, cañas, membrillos, sandías, melón, picos de gallo y hasta productos dietéticos.
Nadie se escapa en esta feria del consumo, pues hay hierbas y productos milagrosos para rebajar en unos cuantos días y sin rebote” que llaman poderosamente la atención en las mujeres con sobrepeso.
A parte de los juegos mecánicos y la lucha por el espacio improvisando estacionamientos para quienes acuden en vehículos, hasta brinca-brinca colocaron para el deleite de chicos y porqué no, de grandes también.

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