Celebra albergue San Juan Bosco 40 años

Es todo un referente nacional e internacional del poder del altruismo para uno de los sectores históricamente más vulnerables en las fronteras.

Celebra albergue San Juan Bosco 40 años
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Una labor de amor fundada en 1982 por Francisco y Gilda Loureiro, cumplió este 31 de enero sus primeros 40 años, en la forma del Albergue para migrantes y repatriados San Juan Bosco, el cual es todo un referente nacional e internacional del poder del altruismo para uno de los sectores históricamente más vulnerables en las fronteras.


Doña Gilda Loureiro recordó de manera nostálgica, que en sus inicios solamente contaban con una pequeña estructura en unos de los extremos del lugar que continua siendo su hogar, su esposo conocido con cariño como Paco vio la necesidad en una familia repatriada, brindándoles cobijo por las bajas temperaturas, por lo que de ahí nació lo que ahora conocemos como este respetable y apreciado lugar de ayuda, donde han aprovechado de una mano amiga más de 1 millón 250 mil personas y contando.


La altruista mujer mencionó que el prestar el ayuda, no es nada fácil, pero siempre se ha hecho con todo el corazón de los involucrados, en beneficio siempre de las personas que más lo necesitan, siguiendo la indicación de Don Paco que no dejen a nadie fuera que tenga necesidad y que ellos puedan ayudar.


Nos dejó un legado muy grande que tenemos que seguir y que estamos siguiendo la familia, los voluntarios, la ciudadanía que nos ayuda, que nos apoya, estamos siguiendo lo que a él le gustaba hacer y que nos dejó tanto encargado, no dejen a nadie que se quede afuera”, manifestó.


A poco más de un año de la partida de este plano terrenal, de uno de los pilares de este albergue, el legado es gigantesco, sobre todo para los que alguna vez cruzaron su camino con Don Paco Loureiro, ya que era un hombre extraordinario, que dejó su vida para atender a todos y cada uno de los que entraban por las puertas del edificio, llevando sus buenas intenciones a otros sectores de la comunidad.


Estamos haciendo la lucha de seguir, con el mismo amor, con el mismo cariño que el recibía a la gente, el se quitaba sus zapatos, a mí me tocó una vez, que se quitó los zapatos y se los dio a una persona que venía descalza, con mucho frío y le dije porque te lo quitas te va a dar frío y me dijo que no pasaba nada que estaba cerca el carro y así se fue en calcetines”, recapituló Doña Gilda.


Son incontables las historias que Doña Gilda cuenta sobre la calidad de persona que era su esposo, por lo que aseguró que la operación de la institución se encuentra en buenas manos, ya que con el tiempo el papel de sus hijos, nietos y bisnietos, ha tomado mayor importancia y de hecho su hijo Francisco Loureiro Jr. Ha tomado con mucha responsabilidad el ver por continuar con la labor altruista.


Bueno pues como lo comentas, un legado de mi padre, esta institución, lo que espera para el albergue los planes que tenemos y la encomienda que nos dejó mi padre, pues fue que continuáramos con la labor que el realizó por tantos años, atendiendo al grupo vulnerable de los migrantes, pues por lo tanto vamos a continuar con ello queremos incluso mejorar el servicio que siempre mi padre se esforzó para que fuera un servicio de calidad para todos los migrantes”, indicó el hijo de la altruista pareja.


Los planes de crecimiento de acuerdo a Francisco Jr. sirven al propósito de prestar más servicios y el tener mejores condiciones de alojamiento para los migrantes o repatriados, por lo que exhortó a la comunidad a continuar apoyando al Albergue para poder concretar estas extensiones necesarias, ya que en ocasiones se han visto superados por el gran número de personas que requieren de este centro de ayuda.


Sin duda el papel del Albergue San Juan Bosco dentro de la comunidad nogalense, ha sido de los más importantes a través de los años, y aunque este 40 aniversario llega con un sabor agridulce para la familia Loureiro, se dijeron satisfechos por lo que se ha y se continua haciendo, y de esto pueden dar testimonios los millones de personas que han sentido el calor de hogar a miles de kilómetros de sus lugares de procedencia, cuando más lo necesitaron.

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