La gente no debe morir por no tener agua es la convicción de donde parte la organización Fronteras Compasivas (Human Borders) para ayudar a los migrantes que atraviesan el desierto de Arizona en su intento por ingresar a Estados Unidos.
Laurie Cantillo y Bob Feinman, presidenta y vicepresidente del Consejo de Administración de esta ONG, respectivamente, están convencidos que el agua es para todos y es vital para aquellos migrantes a los que se les acaba la fuerza y la esperanza en medio del desierto y bajo los fuertes rayos del sol.
Y para poder brindarles agua a los migrantes se han dado a la tarea de instalar 48 estaciones en puntos estratégicos por donde estos cruzan y que son ubicados durante recorridos de senderismo que realizan exclusivamente con ese fin.
Laurie Cantillo comentó:
Si vemos indicios de actividad migrantes; por ejemplo, envases negros de agua que no son reflectores, vestimenta de camuflaje, cubre-zapatos de camuflaje para tapar sus huellas en el desierto, así podemos saber si pasó gente por ahí.Las estaciones de agua son depósitos especiales con capacidad para 50 galones, cuidadosamente sellados y con una bandera reflejante en lo alto, para que los migrantes puedan ubicarlas. Estos depósitos son rellenados cada cinco días, nunca pasan más de dos semanas para ser reabastecidos, según los entrevistados en sus oficinas, ubicadas al sur de Tucson.
Fronteras Compasivas no recibe apoyo gubernamental, son unos cuantos empleados y la suma de donaciones y voluntarios les permite recaudar el dinero y la mano de obra necesaria para salvar vidas.
Bob Feinman señaló:
Nosotros tenemos solamente dos empleados, uno encargado de estar seguro que los troques sí pueden funcionar y la otra es la secretaria. Nosotros dos, la mesa directiva, no recibimos ningún centavito ni queremos.
Amenazas y vandalismo
Pese a su labor humanitaria, personal de esta organización ha sido amenazado por “gente racista disfrazada de patriotismo” y señalado de promover la migración ilegal. de acuerdo a Bob.Laurie agregó que sus estaciones de agua suelen ser vandalizadas y pierden miles de dólares en daños y en ocasiones les “hacen mala publicidad”, al decir que el agua está contaminada, para que los migrantes no beban de ella.
Sin embargo, aunque esto los tiene en alerta, no los detiene de prestar un servicio humanitario, pues están convencidos que los migrantes, no importa de dónde vengan, no son criminales, son gente buena que quiere sacar adelante a sus hijos y que contribuyen con la economía de los Estados Unidos.
Bob Feinman vicepresidente del Consejo de Administración de Fronteras Compasivas concluyó:
Para nosotros, como digo, es un honor, un privilegio el poder ayudar a salvar las vidas de los vecinos de Latinoamérica. Todos aquí somos inmigrantes. Todos, los únicos gringos aquí son los indígenas, los indios.