El desierto de Arizona, conocido por su inmensidad y árido paisaje, esconde un secreto oscuro: el tráfico de drogas. Y en un juego de gato y ratón constante, las autoridades de la Patrulla Fronteriza (CBP) luchan contra el flujo de sustancias ilícitas que buscan cruzar la frontera.
El pasado miércoles, en el puerto de área de San Luis, Arizona, se registraron dos incautaciones que dejaron a todos con la boca abierta. En el primer incidente, un hombre de 71 años, ciudadano estadounidense, conducía una camioneta GMC que llamó la atención de un canino de la CBP. El olfato experto del animal alertó sobre la presencia de narcóticos, lo que derivó en una inspección exhaustiva. Lo que encontraron fue sorprendente: 30 paquetes ocultos en los paneles de la camioneta contenían más de 32 kilogramos de fentanilo y más de nueve kilos de metanfetamina.
Pero esto no fue todo. En la segunda incautación, los oficiales de la CBP se encontraron con un hombre mexicano de 56 años al volante de una furgoneta Ford Cargo. Una vez más, el canino de la CBP detectó la presencia de narcóticos en la parte trasera del vehículo, dentro de una carga de mesas de cemento. Y allí, ocultos a simple vista, se encontraron 19 paquetes que sumaban más de 81 kilogramos de fentanilo y más de 49 kilos de metanfetamina.
Estos casos evidencian la constante lucha contra el tráfico de drogas en la frontera, donde los contrabandistas buscan ingeniosos métodos para transportar sustancias peligrosas que ponen en riesgo la salud y la seguridad de la sociedad. Las acciones de la CBP en estos dos incidentes reflejan el compromiso de las autoridades para mantener el control de las fronteras y proteger a la población de las consecuencias devastadoras del consumo de drogas.