Justin Avery, de 29 años, quien ya estaba detenido por acusaciones de agresión a cinco mujeres, se convirtió en el centro de un escalofriante incidente que ha sacudido la tranquilidad del sistema penitenciario.
Las cámaras de seguridad capturaron a Avery arrastrándose junto a un guardia desprevenido durante la madrugada, en un intento de pasar desapercibido. Su objetivo: el área reservada para mujeres. Logró ingresar y se acercó sigilosamente a una de las reclusas que dormía. Sin embargo, antes de que pudiera concretar sus intenciones, otra reclusa lo descubrió y gritó pidiendo ayuda.
El acto de valentía de esta mujer alertó al personal de seguridad, que acudió rápidamente para detenerlo. El incidente, que ocurrió en abril, pero salió a la luz recientemente tras una solicitud de registros, ha desatado una ola de preocupación entre las autoridades.
La Oficina del Sheriff del Condado de Maricopa, consternación en su comunicado, calificó el hecho como un acto aislado, el primero de su tipo en los últimos cuatro años. Sin embargo, la gravedad del incidente ha impulsado a la institución a tomar medidas para reforzar la seguridad.
Como respuesta inmediata, se han instalado espejos en los puntos ciegos identificados y se han revisado los protocolos de seguridad. Avery, que permanece bajo custodia, fue reclasificado por su comportamiento y deberá presentarse ante la corte en los próximos días.