El exesquinero de la Universidad de Arizona fue condenado a 20 años de prisión por el asesinato de Bryan T. Burns en 2017.
El impacto de este crimen se ha extendido más allá del ámbito deportivo. La familia de Burns ha descrito la devastación que ha causado su pérdida, en particular su cuñada, quien ha destacado la "insoportable" forma en que Bryan murió. Su testimonio, leído durante la audiencia, ha dejado claro el dolor que ha marcado sus vidas.
Neal fue arrestado en 2022 mientras trabajaba como entrenador asistente en la Universidad Estatal de Idaho, una señal de que el pasado lo alcanzaría inevitablemente. Tras su detención, la Universidad Estatal de Idaho lo despidió inmediatamente del programa de fútbol.
La carrera de Neal como atleta prometía mucho. Originario de Akron, Ohio, brilló en la Universidad de Notre Dame y luego en la Universidad de Arizona, donde fue reconocido como dos veces "Jugador del Año". Su trayectoria se vio truncada por la violencia que lo llevó a la cárcel.
La sentencia de 20 años, aunque lejos de la pena máxima de 25 años, representa una condena por las acciones de Neal. Su caso es un ejemplo de cómo una sola decisión puede cambiar radicalmente el curso de varias vidas, tanto la de la víctima como la del perpetrador.