Robo de cables de cobre deja a Tucson, Arizona, en la oscuridad pese a ley estatal

Desde 2012, Arizona implementó regulaciones para rastrear la venta de metales robados, exigiendo a los recicladores documentar cada transacción con fotografías, huellas digitales y copias de identificación oficial. "No queremos problemas penales ni multas. Por eso seguimos el protocolo al pie de la letra", explica David Cook, socio de Can-It Recycling, uno de los centros que aplica estas normas con rigor.
Los datos revelan que el mecanismo funciona, pero no es infalible:
La policía local insiste en que cada denuncia cuenta. "Cualquier transacción sospechosa debe reportarse de inmediato", advierten. Para los recicladores como Cook, mantener limpia su operación es una prioridad, pero admiten que la batalla contra el mercado negro de metales requiere más que buenas intenciones.