"Estamos ante un intento de condicionar la autonomía universitaria bajo criterios políticos", advirtió la Dra. Leila Hudson, jefa de facultad de la Universidad de Arizona, una de las receptoras del polémico documento. La institución, reconocida por su alta matrícula hispana en programas de investigación, ahora enfrenta una disyuntiva que podría impactar su modelo educativo.
El llamado Pacto para la Excelencia Académica exige a las universidades:
- Revisar sus criterios de admisión eliminando consideraciones raciales
- Limitar al 15% la matrícula de estudiantes internacionales
- Alinear sus políticas de género con las definiciones federales
- Reestructurar los programas de disciplina estudiantil
Entre las instituciones seleccionadas figuran pesos pesados de la educación superior:
- MIT y Dartmouth College
- Universidades Ivy League como Brown y Pensilvania
- Planteles estatales clave como Texas y Virginia
Fuentes internas revelaron que la
Universidad de Arizona ya había mostrado flexibilidad ante solicitudes similares en abril pasado, cuando su presidente envió una carta comprometiéndose a "reevaluar" programas de diversidad.
"Hay un patrón preocupante de injerencia en asuntos académicos", señaló la analista política Elvia Díaz.
El senador Mark Kelly no dudó en calificar la estrategia como "intimidación sistemática" hacia las instituciones educativas. Mientras tanto, las universidades tienen hasta el 21 de noviembre para responder si aceptan el acuerdo que, según el texto, les daría acceso preferencial a:
- Subvenciones federales "sustanciales"
- Mayores fondos para gastos operativos
- Beneficios fiscales no especificados
En Tucson, donde la UofA es un motor económico, profesores y estudiantes monitorean cada movimiento de la administración universitaria. La Dra. Hudson ya exigió transparencia en el proceso, recordando que
cualquier decisión afectaría a 45,000 estudiantes y a la reputación de una institución con 136 años de historia.
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