Declive hídrico en el Oeste: recortes permanentes en Arizona, México y Nevada

Según datos de la Oficina de Recuperación de EE.UU., los niveles de los embalses Lago Powell y Lago Mead —pilares del sistema hídrico regional— siguen en declive. "No estamos ante una crisis pasajera, sino ante un nuevo normal al que debemos adaptarnos", advierte un informe técnico reciente.
Los números no mienten:
Detrás de las cifras hay dramas humanos: pequeños productores que abandonan cultivos, comunidades rurales con pozos secos y ciudades que pagan millones por tecnologías de desalinización. En la frontera con Sonora, familias esperan camiones cisterna donde antes fluían canales.
La infraestructura envejecida empeora el panorama. Se estima que el 15% del agua se pierde por fugas antes de llegar a su destino. A esto se suman las temperaturas récord que aceleran la evaporación en los embalses.
Mientras los estados negocian nuevas reglas, el fantasma de la intervención federal planea sobre la mesa. "O encontramos soluciones conjuntas o las tendrán que imponer desde Washington", advierte un negociador que pidió anonimato.
En el horizonte, proyectos de conservación esperan fondos congelados. Comunidades nativas americanas —las primeras afectadas— exigen voz en las decisiones. El río que alguna vez pareció infinito ahora muestra sus límites, y el reloj sigue corriendo.