Hoy en día, la energía solar representa el 6% de la matriz energética global, un porcentaje que se multiplicó en los últimos 19 años, convirtiéndose en la fuente de electricidad de mayor crecimiento mundial. ¡Imagínate! Hace apenas unos años, en 2015, apenas representaba el 1%.
¿Qué ha impulsado esta explosión solar? La respuesta es simple: el costo de la energía solar se ha desplomado en los últimos 15 años, ¡más del 80%!. Ahora, instalar paneles solares en tu casa es más accesible que nunca, y la tendencia apunta a un futuro radiante.
Imagina una ciudad llena de casas con techos cubiertos de paneles solares, capturando la energía del sol para alimentar hogares y empresas. Esa imagen no está tan lejos de la realidad. China, el gigante asiático, ya utiliza la energía solar para cubrir el 10% de su demanda eléctrica. Australia, Japón e India también están liderando la carrera solar, convirtiendo el sol en su principal fuente de energía.
En América Latina, Chile destaca con un 20% de su consumo energético proveniente del sol. Brasil le sigue de cerca con un 11%, y Estados Unidos y México se unen a la fiesta solar con un 6% cada uno.
Pero, como en toda historia, hay un lado oscuro que no podemos ignorar. La energía solar no es perfecta, y la vida útil de los paneles, aunque larga (alrededor de 25 años), no es eterna.
Al final de su ciclo, los paneles solares se convierten en un problema: desechos que contienen metales pesados, algunos peligrosos para el ambiente. El reciclaje aún no es una práctica generalizada y, a veces, resulta costoso e inviable. Es un reto que la industria solar debe enfrentar para asegurar un futuro limpio y sostenible.
Mientras tanto, el sol sigue brillando, la energía solar continúa su imparable ascenso, y el futuro energético se dibuja con un horizonte lleno de luz.