Ahora, con la tecnología espacial avanzando a pasos agigantados, la humanidad se encuentra más cerca que nunca de descubrir si estamos solos en el universo. Una de las lunas más prometedoras para albergar vida es Europa, la luna de Júpiter.
Europa ha fascinado a los científicos por su superficie helada, que esconde un vasto océano subterráneo. Es en este océano donde se cree que podría existir vida.
Las primeras imágenes detalladas de Europa fueron tomadas en 1995 por la nave espacial Galileo de la NASA. Estas imágenes revelaron una superficie fracturada con grietas oscuras de color marrón rojizo, que podrían contener sales y compuestos de azufre. Estos compuestos podrían ser indicativos de la presencia de vida.
Para estudiar a fondo Europa, la NASA está desarrollando una nueva nave espacial, llamada Clipper. Este ingenio espacial, que es la más grande jamás construida para visitar un planeta, tiene una misión crucial: mapear casi toda la superficie de Europa, recolectar partículas de polvo y volar a través de las columnas de agua que emanan de su océano subterráneo.
"Lo que más me entusiasma es entender las tuberías de Europa. ¿Dónde está el agua? Europa tiene la versión helada de las zonas de subducción, las cámaras de magma y la tectónica de la Tierra; vamos a intentar ver esas regiones y mapearlas", afirma el profesor Schmidt, quien encabeza el equipo de investigación de la misión Clipper.
El viaje de Clipper será largo y complejo, recorriendo 1.800 millones de millas. La nave espacial utilizará la gravedad de la Tierra y Marte como catapulta para impulsarse hacia Júpiter.
"Estamos buscando potencial de habitabilidad y se necesitan cuatro cosas: agua líquida, una fuente de calor y material orgánico. Finalmente, esos tres ingredientes deben permanecer estables durante un período de tiempo suficientemente largo para que pueda suceder algo", explica Michelle Dougherty, profesora de física espacial en el Imperial College de Londres.
La misión Clipper se enfrenta a desafíos considerables, ya que los instrumentos de la nave espacial estarán expuestos a enormes cantidades de radiación, lo que podría afectar su funcionamiento. Sin embargo, los científicos confían en que la información que obtengan de Europa será invaluable para comprender la posibilidad de vida fuera de la Tierra.