Según el último informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el erizo europeo ha pasado de ser una especie "de preocupación menor" a "casi amenazada". Esto significa que, de seguir la tendencia actual, podría llegar a ser una especie en riesgo de extinción a nivel global.
El problema no es nuevo. Desde hace años, la población de erizos ha disminuido drásticamente. El informe de la UICN señala que sus números se han reducido en más de la mitad de los países donde habitan, incluyendo el Reino Unido, Noruega, Suecia, Dinamarca, Bélgica, Países Bajos, Alemania y Austria. En el Reino Unido, por ejemplo, se estima que la población de erizos ha caído entre un 16% y un 33% en los últimos 10 años.
¿Qué está provocando esta alarmante disminución? La respuesta es compleja, pero se puede resumir en un solo factor: la presión humana. La intensificación de la agricultura destruye su hábitat rural, las carreteras y la urbanización les roban espacio vital, y las nuevas enfermedades que surgen afectan a su salud.
La buena noticia es que aún hay esperanza. Organizaciones como Hedgehog Street en el Reino Unido y Danmarks Pindsvin en Dinamarca están trabajando para revertir la situación. La clave: acciones simples como hacer agujeros en las cercas para que los erizos puedan moverse libremente o crear refugios seguros en los jardines.
Es importante recordar que la responsabilidad de proteger a esta especie no recae solo en los gobiernos o las organizaciones. Cada uno de nosotros puede contribuir a su supervivencia con pequeñas acciones. Desde crear un pequeño oasis para ellos en nuestro jardín hasta difundir la información sobre su situación, todos podemos hacer la diferencia.