La investigación, publicada el 21 de noviembre en la revista Science, indica que aproximadamente un tercio de los estadounidenses podría estar en contacto con un compuesto químico que, aunque aún no se ha estudiado su toxicidad, podría tener efectos adversos en la salud. Este subproducto, conocido como cloronitramida, es una molécula cargada eléctricamente que se forma durante el proceso de desinfección del agua.
La mayoría de los sistemas de agua en Estados Unidos utilizan cloro para desinfectar, lo que puede generar cientos de subproductos, algunos de los cuales son perjudiciales. Para mitigar estos riesgos, muchas municipalidades han optado por el uso de cloraminas, compuestos de nitrógeno y cloro que, aunque también producen subproductos, lo hacen en menor cantidad. Sin embargo, la cloronitramida ha permanecido oculta durante décadas, hasta que un equipo de investigadores liderado por Julian Fairey logró identificarla mediante técnicas analíticas avanzadas.
Los estudios de campo realizados en 10 sistemas de tratamiento de agua en Estados Unidos revelaron que 40 muestras contenían un promedio de 23 microgramos por litro de cloronitramida, con concentraciones que alcanzaron hasta 120 μg/l. Para poner esto en perspectiva, la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. regula que algunos subproductos nocivos no deben superar los 80 μg/l.
A pesar de que los efectos potenciales de la cloronitramida en la salud aún no se han investigado en profundidad, se ha sugerido que podrían existir múltiples preocupaciones, incluyendo toxicidad y efectos adversos durante el desarrollo prenatal. Beate Escher, toxicóloga del Helmholtz Centre for Environmental Research en Alemania, enfatiza la necesidad de realizar estudios de laboratorio detallados para determinar si la cloronitramida puede ser perjudicial.
Mientras que los riesgos para la salud son motivo de preocupación a nivel poblacional, algunos expertos, como Daniel McCurry, sugieren que no es necesario alarmarse a nivel individual. "Yo bebo agua del grifo en casa y en cualquier lugar", afirma, subrayando que los riesgos asociados a la cloronitramida no son suficientes para cambiar sus hábitos de consumo.