El cosmos, en su inmensidad, presenta desafíos que incluso la más avanzada tecnología debe afrontar.
La situación actual en la Estación Espacial Internacional ilustra perfectamente esta realidad. Los astronautas Barry Wilmore y Sunita Williams, quienes iniciaron una misión de prueba a bordo de la cápsula Starliner de Boeing el 5 de junio, con la expectativa de un viaje de tan solo una semana, se encuentran ahora en una situación inesperada.
Inicialmente, su estancia se extendió a ocho meses luego de que la NASA decidiera en septiembre el regreso a la Tierra de la Starliner vacía, debido a problemas técnicos. Sin embargo, “un retraso en el lanzamiento de sus reemplazos”, según declaraciones de la NASA, ha prolongado aún más su estadía.
El regreso de Wilmore y Williams, previsto inicialmente para finales de febrero, se pospuso significativamente. La razón: el lanzamiento de la siguiente tripulación, a cargo de SpaceX, se ha retrasado más de un mes. Se esperaba el despegue para febrero, seguido del retorno de Wilmore y Williams junto a otros dos astronautas. Pero la necesidad de más tiempo para preparar una cápsula SpaceX totalmente nueva modificó la planificación.
La NASA evaluó la posibilidad de utilizar una cápsula SpaceX diferente para enviar a la tripulación de relevo, manteniendo el cronograma inicial. No obstante, “se decidió que la mejor opción era esperar la nueva cápsula para transportar a la siguiente tripulación”, priorizando la superposición de tripulaciones para una transición más fluida en la Estación Espacial Internacional.
El nuevo lanzamiento está programado para, como mínimo, finales de marzo. Con esto, Wilmore y Williams permanecerán en órbita hasta finales de marzo o incluso abril, extendiendo su misión a más de diez meses.