Ciberseguridad en México: El precio oculto de la transformación digital

Un reciente estudio del Banco Mundial, "Economía de la ciberseguridad para los mercados emergentes (2024)", pinta un panorama preocupante. El número de ciberdelincuentes en México ha crecido un 25% anual durante la última década, superando incluso la media global del 21%. Este crecimiento exponencial, según el análisis, se debe a una brecha significativa en la inversión en ciberseguridad.
Camilo Gutiérrez Amaya, jefe de Investigación para ESET Latinoamérica, lo explica: “En Latinoamérica, la aceleración en el crecimiento de ciberincidentes es preocupante. La menor inversión en ciberseguridad y la carencia de regulaciones, frente al aumento de la digitalización y los dispositivos IoT, crean una vulnerabilidad considerable.”
El estudio detalla los sectores más afectados: las entidades gubernamentales (35% de los incidentes) y el sector salud, blanco predilecto de ataques de ransomware. La proliferación de dispositivos IoT (145% de aumento en 10 años), el crecimiento del e-commerce (280% de aumento) y la adopción de herramientas digitales gubernamentales han exacerbado la situación.
Un dato interesante: mientras las motivaciones financieras dominan el cibercrimen global (73.9%), en países en desarrollo como México, estas representan solo un 4%. El impacto económico es considerable. “Un incidente disruptivo en sistemas gubernamentales clave puede representar hasta el 2.4% del PIB”, señala Gutiérrez Amaya. El informe estima que una reducción del 75% en incidentes podría impulsar el PIB hasta en un 1.5%.
La disparidad en inversión en ciberseguridad entre México y los países desarrollados (hasta un 30% menor) es un factor clave a considerar. El panorama requiere una estrategia integral para mitigar los riesgos y aprovechar al máximo las oportunidades de la era digital.