Sigue Gradal cuesta arriba

WASHINGTON.
El receptor de los Dodgers se encuentra subiendo su nivel de bateo.
Ser un buen receptor en las Grandes Ligas es de por sí un reto enorme, pero la importancia de un careta que sepa lidiar bien con su cuerpo de lanzadores se magnifica si el equipo es uno como el de los Dodgers de Los Angeles, tradicionalmente rico en buen pitcheo.
El cubano Yasmani Grandal, que de paso es un bateador con excelente poder al punto de que sacó 27 bolas para la calle en el 2016, ha sabido enfrentar y encarar ese reto de compenetrarse con sus lanzadores, en su quinta temporada en la Gran Carpa y segunda con la Tropa Blanquiazul.
“Conozco a Yasmani desde hace rato, porque lo tuve en San Diego y realmente ha crecido como pelotero, ofensivamente, defensivamente y en la habilidad que tiene para conducir un cuerpo de pitcheo”, elogió el dirigente de los Dodgers, Dave Roberts. “Su juego es de élite, por su calidad para recibir, enmarcar el lanzamiento en la zona de strike, disparar a las bases.
“Por ejemplo, en la forma como llama el juego se siente cada día más cómodo y más confiado”, agregó el timonel de los campeones del Oeste de la Liga Nacional. “Y nadie trabaja más duro que él. Para un tipo que es ambidextro y que también batea con poder, es un lujo el que sea igualmente capaz de defender bien”.
Cuando se le pregunta a Grandal sobre sus progresos, contesta más bien con orgullo de la estrecha relación que tiene con sus lanzadores, a sabiendas de que es necesaria una sincronización perfecta entre pitcher y catcher para que funcione bien el engranaje para sacar de out a los bateadores rivales.