Tiene Ortiz emotivo adiós

BOSTON.
David Ortiz no quería que acabase.
Con su equipo abajo por dos carreras ante los Indios de Cleveland en el tercer juego de la serie divisional de la Liga Americana, el astro de Boston trotó a primera base tras un boleto en el octavo inning el lunes por la noche y se dio la vuelta hacia los fanáticos de los Medias Rojas, que le han vitoreando en tantos momentos memorables a lo largo de 14 campañas.
Alzando los brazos, aplaudió para tratar de lanzar a la concurrencia en el Fenway Park a otro frenesí.
Pero no funcionó.
Luego de proveer tantos hits importantes para la franquicia, ganar tres Series Mundiales y convertirse en una figura querida en Boston, había llegado el final de la historia de Big Papi.
Ese boleto en cuatro lanzamientos resultó el último viaje al plato de su legendaria carrera de 20 años en las Grandes Ligas. Pronto fue remplazado por un corredor emergente y dejó el terreno en medio de una ovación cerrada. Pero se tuvo que conformar con ver desde la banca cuando Travies Shaw fue retirado para el último out y los Medias Rojas fueron barridos fuera de los playoffs con una derrota de 4-3.
Luego de último out, la muchedumbre de 39.530 personas -- la mayor en Fenway desde al menos la II Guerra Mundial -- coreó “¡No nos vamos!” y “¡Gracias, Papi!” por más de 10 minutos, obligando a Ortiz a regresar al terreno.
El toletero de 40 años se fue al montículo, en un mar de vítores, y saludó con la gorra a los fanáticos, tocándose el pecho y eventualmente secándose lágrimas que reflejaban un año de emociones.
“Yo pasé por unas tres ocasiones en las que las emociones brotaron. Pero son diferentes”, dijo.
Sus primeros pensamientos fueron sobre la muerte de su amigo, el lanzador de los Marlins José Fernández, en un accidente de bote el mes pasado. No fue sino después que Ortiz pensó en su propia carrera.