Dos derrotas ajustadas, 1-0 y 2-1, fueron suficientes para poner fin a su temporada y dejar un sabor agridulce en el ambiente.
"Pienso que luchamos hasta donde nos fue posible", comentó el manager Brandon Hyde, "Perseveramos, nos metimos en la postemporada, fuimos locales en una serie de comodín. Simplemente la pasamos mal a la ofensiva en estos dos juegos, contra un personal de pitcheo realmente bueno y un equipo difícil".
La eliminación, sin embargo, dejó una sensación diferente a la del año pasado cuando fueron barridos en la serie divisional por los Rangers. "Esta derrota me dolió de otra manera", dijo Hyde, "porque tuvimos posibilidades de ganar en ambos juegos y no lo logramos".
La ofensiva, que fue una máquina de anotar durante la temporada regular, se apagó en el momento menos oportuno. Solo tres equipos anotaron más carreras que los Orioles, y solo los Yankees conectaron más jonrones."Esta es la época del año en la que uno quiere demostrar algo", mencionó Jordan Westburg, "Es cuando más necesitábamos batear, pero simplemente no sucedió".
El jonrón de Cedric Mullins en el segundo juego, que despertó al público en Camden Yards, no fue suficiente para encender la ofensiva. "No tuvimos éxito con corredores en posición de anotar, sobre todo yo", reconoció Anthony Santander, quien lideró al equipo con 44 jonrones en la temporada regular.
La falta de bateo con corredores en base fue un factor clave en la eliminación. Los Orioles se fueron de 13-1 con corredores en posición de anotar durante la temporada, pero en los playoffs solo conectaron 4 hits en 19 oportunidades en esas situaciones.
El momento que resumió la desastrosa actuación ofensiva fue la falla de Colton Cowser en el segundo juego, con las bases llenas y un lanzamiento que hubiera resultado en una carrera. Cowser, en un intento por conectar la bola, terminó fracturándose la mano izquierda.
Aunque el cuerpo de pitcheo de los Orioles sufrió por las lesiones durante la temporada, especialmente en la rotación de abridores, no fueron los culpables de la eliminación. Sin embargo, el bateo, que brilló durante la temporada regular, se apagó en el momento menos oportuno, dejando un sabor amargo en la boca de los Orioles y sus fanáticos.