Si bien su inicio como entrenador interino fue prometedor con dos victorias contundentes, la estrategia utilizada en el partido contra Grecia, sin un delantero natural y con un exceso de mediocampistas ofensivos, dejó a muchos confundidos.
"Fue cuestión de probar algo diferente", comentó Carsley tras el encuentro, sin aclarar por qué decidió implementar un esquema tan experimental. Su declaración sobre si se quedaría o no en la posición de forma permanente solo añadió más incertidumbre. El ex entrenador de la sub-21, quien inicialmente era considerado un fuerte candidato para reemplazar a Southgate, aseguró que su "mandato es claro" y que regresará a su puesto anterior tras el próximo campamento. Sin embargo, también dejó entrever la posibilidad de quedarse, diciendo que "no se descartaría".
La búsqueda del nuevo entrenador de Inglaterra parece estar en un punto muerto. Jürgen Klopp, uno de los candidatos más fuertes, ha sido descartado al aceptar un nuevo cargo en Red Bull. Eddie Howe, técnico del Newcastle, también ha sido vinculado al puesto, pero aún no ha expresado su interés. Graham Potter, ex entrenador de Chelsea y Brighton, se ha mostrado abierto a volver a dirigir, pero ha aclarado que su preferencia es estar al frente de un club.
La incógnita sobre la estrategia de Carsley y la falta de un sucesor claro para Southgate generan un panorama incierto para la selección inglesa. El partido del domingo contra Finlandia será una prueba crucial para Carsley, quien tendrá que demostrar su capacidad para recuperar la confianza del equipo y liderarlo hacia el éxito.