La expectación era palpable en Grant Park, donde el Maratón de Chicago prometía emociones fuertes. La élite del atletismo se preparaba para dar lo mejor de sí, pero una atleta destacaba entre la multitud: Ruth Chepngetich, una corredora keniana que ya había dejado su huella en la ciudad.
Chepngetich, con su paso firme y decidido, no solo ganó la competencia, sino que pulverizó el récord mundial de la prueba. Con un tiempo de 2:09:56, superó la marca anterior por casi dos minutos, establecida por la etíope Tigist Assefa en el Maratón de Berlín el año pasado. Su triunfo fue aún más emotivo al convertirse en la primera mujer en la historia en bajar de los 2:10 en la distancia.
"Esto es grandioso. Me siento muy orgullosa de mí misma", dijo Chepngetich, visiblemente emocionada. "Este es mi sueño. Lo luché bastante, pensando en el récord mundial".
Su victoria no solo se convirtió en un hito para el atletismo femenino, sino que también fue un homenaje a su compatriota, Kelvin Kiptum, quien también había roto el récord mundial del maratón en Chicago el año pasado. Kiptum, quien lamentablemente falleció en un accidente automovilístico en febrero, siempre será recordado por su talento y pasión por el deporte.
"El récord mundial regresa a Kenia", dijo Chepngetich, dedicando su logro a la memoria de Kiptum. "Dedico este récord mundial a Kelvin Kiptum."
El maratón de Chicago, con sus calles vibrantes y su público entusiasta, se convirtió en testigo de un día histórico para el atletismo. La victoria de Chepngetich, sumado a la memoria de Kiptum, dejó un legado imborrable en la ciudad de los vientos.