Chase, quien se convirtió en una pesadilla para la defensa de Baltimore, amarró 11 recepciones para 264 yardas y 3 touchdowns. Su última anotación, a solo 5 yardas de la línea de meta, dejó a los Bengals a un punto de la victoria en el último minuto.
Sin embargo, la historia dio un giro inesperado cuando la estrategia de Cincinnati, ir por 2 puntos y la ventaja, fracasó. El pase de Joe Burrow a Tanner Hudson terminó alto y fuera de alcance.
El momento crucial llegó en el tercer cuarto. Con los Bengals arriba por 14 puntos, Chase Brown perdió el balón tras una recepción, entregando la posesión a los Ravens. Esto les dio la oportunidad de acortar distancias y, tras una brillante carrera de Lamar Jackson, Derrick Henry logró anotar para poner el marcador 21-14.
En el cuarto cuarto, la adrenalina se disparó. Tylan Wallace, con un pase corto de Jackson, recorrió 84 yardas hasta la zona de anotación. La emoción se palpaba en el estadio, aunque la falla del pateador Justin Tucker en el punto extra dejó a los Ravens a un punto de los Bengals.
La tensión se mantuvo hasta el final. Los Ravens, liderados por un Jackson inspirado, lograron una remontada épica. Con un pase de 18 yardas a Mark Andrews y una corrida para la conversión de 2 puntos, lograron tomar la ventaja por 35-28.
El destino parecía estar de lado de los Ravens, pero en los últimos minutos Chase volvió a encender la pasión en el campo. Con un pase de Burrow, Chase recorrió 70 yardas para empatar el partido a 28 puntos. La victoria estaba en la cuerda floja.
En un cierre de infarto, Jackson lanzó una anotación de 5 yardas a Rashod Bateman con solo 1:49 minutos para el final. Los Ravens, con un desempeño explosivo en el último cuarto, lograron mantener la ventaja hasta el pitido final.
La victoria de Baltimore, 35-34, fue un ejemplo de resiliencia y estrategia. Un partido que se definió en los últimos segundos, dejando a los aficionados en la orilla de sus asientos hasta el último minuto.