El proyecto de ley de gastos del Congreso, en su versión a corto plazo, contiene una disposición clave que podría cambiar el futuro de los Washington Commanders. Se trata de la transferencia del terreno donde se ubicaba el antiguo Estadio RFK, del gobierno federal al Distrito de Columbia. Esta decisión, tras un intenso cabildeo por parte del propietario de los Commanders, Josh Harris, y el comisionado de la NFL, Roger Goodell, representa un avance significativo para el equipo.
La alcaldesa Muriel Bowser, calificó el hecho como un “gran paso adelante” para el desarrollo del área, declarando: “Como ciudad, hemos trabajado durante años para obtener el control del campus de RFK. Estamos celebrando este momento y miramos hacia el futuro de un campo de posibilidades en las orillas del Anacostia.”
Entre esas posibilidades, destaca, sin duda, la construcción de un nuevo estadio para los Commanders. El equipo evalúa diferentes ubicaciones en el Distrito de Columbia, Maryland y Virginia, buscando un nuevo hogar para los próximos años. Su actual contrato de arrendamiento en el Estadio FedExField en Landover, Maryland, expira en 2027, y Harris ha mencionado el año 2030 como un “objetivo razonable” para la inauguración de un nuevo recinto.
La nostalgia juega un papel importante en esta decisión. El Estadio RFK, ubicado a poco más de tres kilómetros del Capitolio, fue el hogar de los Commanders desde 1961 hasta 1996. Para Harris, Mitch Rales y Mark Ein, copropietarios del equipo, volver a la capital significa regresar a las raíces, a la época dorada de tres campeonatos del Super Bowl entre 1982 y 1991, una era que marcaría para siempre a una generación de aficionados.
Desde el ámbito político, el presidente del Comité de Supervisión de la Cámara, James Comer, ha elogiado la iniciativa. En un comunicado, Comer destacó que “Esta legislación histórica desbloqueará el pleno potencial del distrito, generará nuevos empleos significativos y añadirá millones en ingresos adicionales para la ciudad capital del país”.
El futuro de los Washington Commanders, parece estar ligado indisolublemente a la revitalización de un pedazo de historia en la capital de los Estados Unidos. El proyecto, cargado de simbolismo y con implicaciones económicas considerables, promete reescribir un capítulo importante en la trayectoria del equipo y la ciudad.