La presión en los estadios se sentía palpable, una tensión que solo el deporte rey puede generar.
En la Premier League, la atención se centró en el Manchester City y su encuentro contra el Leicester City. Este partido marcó un hito significativo: el juego número 500 de Pep Guardiola al frente del equipo "ciudadano". Sin embargo, la victoria, aunque vital, no estuvo exenta de dificultades.
El marcador final de 2-0 refleja una realidad compleja. Si bien el resultado permitió al Manchester City romper una racha de cinco partidos sin ganar (la peor en los nueve años de Guardiola), la actuación del equipo estuvo lejos de ser impecable. La segunda victoria en 14 partidos habla por sí sola de las irregularidades que han marcado al equipo últimamente.
El joven Savinho fue la figura destacada del partido. Anotó su primer gol con el club a los 21 minutos, aprovechando un rebote tras un disparo de Phil Foden. Su precisión y velocidad quedaron en evidencia, demostrando su talento. No solo se limitó a anotar: a los 74 minutos, asistió a Erling Haaland para el segundo gol, un cabezazo que selló la victoria. Este gol del noruego fue fundamental, ya que el Leicester, inmerso en la zona de descenso, presionó con fuerza al City durante gran parte de la segunda mitad.
La victoria del Manchester City, aunque necesaria, deja más interrogantes que respuestas sobre el futuro del equipo. A pesar del hito de los 500 partidos de Guardiola, la irregularidad del equipo, aún lejos del nivel de dominio mostrado en otras temporadas, permanece como una incógnita por resolver.