La tensión se podía cortar con un cuchillo, la expectativa era palpable en cada rincón del estadio.
El Paris Saint-Germain, dueño de una historia gloriosa en el Trofeo de Campeones, se enfrentaba al Mónaco, con la ambición de romper una sequía de títulos que se remontaba al año 2000. El encuentro, que definía la Supercopa de Francia, fue un claro reflejo del alto nivel competitivo de la liga francesa.
Desde el inicio, el PSG mostró su intención de dominar el juego. Un disparo de Désiré Doué que impactó el travesaño presagiaba lo que vendría. El arquero del Mónaco, Philipp Köhn, se convirtió en figura, realizando varias atajadas cruciales que mantuvieron el marcador en cero durante gran parte del encuentro. Por su parte, Achraf Hakimi también tuvo su oportunidad, pero Köhn nuevamente estuvo a la altura del desafío.
Tras el descanso, el Mónaco reaccionó. Con disparos de Eliesse Ben Seghir y Vanderson que rozaron los palos, demostraron que no habían venido a Doha de paseo. La intensidad aumentó, la presión se hizo más fuerte y la incertidumbre crecía entre los espectadores.
Pero en el minuto 90+2, en un instante que quedará grabado en la memoria de los aficionados parisinos, llegó el gol. Un centro milimétrico de Fabian Ruiz encontró a Ousmane Dembélé completamente solo cerca del segundo palo. El delantero francés, con la frialdad de un experimentado goleador, no perdonó y anotó el gol de la victoria: 1-0 a favor del PSG.
Con este triunfo, el PSG suma su tercera Supercopa consecutiva y alcanza la cifra de 13 títulos, consolidándose como el máximo ganador de este prestigioso trofeo. Una victoria agónica que refleja la capacidad de este equipo para definir en los momentos cruciales, bajo la propiedad de QSI desde 2011.
El partido dejó un sabor agridulce para el Mónaco, que a pesar de su buena actuación y llegadas peligrosas, no pudo evitar la derrota. La diferencia se definió en un detalle, en una jugada brillante, en un gol anotado en el último suspiro del encuentro. Una muestra más de que en el fútbol, los pequeños detalles marcan la diferencia.