La pancarta gigante de los Jets, irónicamente invertida, fue un presagio de la jornada llena de giros inesperados.
Pero el foco pronto se centró en Aaron Rodgers, el mariscal de campo de 41 años, cuya leyenda en la NFL parecía llegar a un punto crucial. Su desempeño ese día, sin embargo, no dejaba lugar a dudas sobre su talento intacto. En lo que podría ser su último partido, Rodgers lanzó cuatro pases de touchdown, los números 500, 501, 502 y 503 de su ilustre carrera, sellando una victoria contundente de 32-20 sobre los Dolphins.
La incertidumbre sobre su futuro, tanto para él como para los Jets (5-12), planeaba como una sombra. "No estoy seguro de si quiero seguir jugando una 21ma temporada", declaró Rodgers, dejando abierta la posibilidad de un retiro inminente. La llegada de un nuevo gerente general y entrenador para los Jets añade otra capa de complejidad a la situación.
Más allá del drama personal de Rodgers, la victoria tuvo importantes implicaciones para los playoffs. Los Dolphins (8-9), necesitaban la victoria para mantener vivas sus esperanzas, pero la derrota, junto al triunfo de Denver sobre Kansas City (con Mahomes, Kelce y otros titulares en descanso), les cerró las puertas a la postemporada de la AFC.
Los números del partido hablan por sí solos: Rodgers completó 23 de 36 pases para 274 yardas, con touchdowns a Tyler Conklin, Davante Adams, Allen Lazard y Breece Hall. Solo una intercepción empañó su brillante actuación. Garrett Wilson, con cuatro recepciones, se unió a Brandon Marshall en la historia de la franquicia al superar las 100 recepciones en una temporada. Mientras tanto, Adams sumó seis recepciones para 88 yardas, manteniendo su racha de cinco temporadas consecutivas con más de 1,000 yardas recibidas. La defensa de los Jets, no menos destacable, logró cuatro robos de balón, incluyendo dos intercepciones de Ashtyn Davis.
El inicio del partido, con la pancarta invertida y la intercepción temprana a Adams, sugería un panorama diferente. Sin embargo, la resiliencia de Rodgers y la solidez defensiva de los Jets finalmente se impusieron, dando a los aficionados presentes – y probablemente a Rodgers mismo – un final memorable, sin importar lo que depare el futuro.