Este fervor no es nuevo, pero ha alcanzado un nivel inusitado en los últimos años, impulsado por una inyección financiera sin precedentes y un espíritu competitivo que recuerda a las épocas doradas del equipo.
El corazón de esta transformación reside, en parte, en la figura de David Wright, ex capitán de los Mets y próximamente inmortalizado con el retiro de su número 5 el 19 de julio. Wright, en una reciente videoconferencia, habló sobre la actual dinámica del equipo y sobre el impacto de la llegada de Juan Soto, quien recientemente firmó un contrato récord de 765 millones de dólares por 15 años. “Hay una mentalidad de ganar a toda costa, hacer lo que sea necesario para conseguirlo, y eso es algo que amo”, afirmó Wright.
El exjugador, siete veces All-Star, no se limitó a elogiar la nueva era de los Mets. También ofreció consejos al primera base Pete Alonso, quien se enfrenta a la decisión de su futuro como agente libre después de seis temporadas con el equipo. Wright, inspirándose en la trayectoria de jugadores como Derek Jeter y Chipper Jones, destacó la importancia del orgullo por vestir la camiseta de un solo equipo. “Es una sensación diferente cuando eres elegido, desarrollado y juegas para el equipo que te dio tu primera oportunidad… Hay un poco más —tal vez mucho más orgullo cuando te pones esa camiseta todas las noches”, explicó Wright, aunque aclaró: “Dicho esto, nunca, jamás, he dudado que un jugador debe maximizar su potencial de ganancias”.
La trayectoria personal de Wright, marcada por una carrera de 14 temporadas en las Grandes Ligas, interrumpida por lesiones que requirieron cirugía, es un testimonio de su dedicación y perseverancia. Su éxito, según él mismo reconoce, se debe a una “mentalidad de clase trabajadora” inculcada por sus padres. Bateó para .296 con 242 jonrones, 970 carreras impulsadas y 196 bases robadas de 2004-18. Su número se unirá al selecto grupo de los retirados por los Mets, compartiendo lugar con leyendas como Tom Seaver, Dwight Gooden, y Mike Piazza, entre otros.
Más allá del terreno de juego, Wright actualmente equilibra su vida familiar, entrenando a sus tres hijos en diferentes deportes, mostrando una faceta humana y accesible que contrasta con la imagen del jugador de élite. La anécdota de sus hijos preguntándole si él también “solía hacer eso” al ver a jugadores como Francisco Lindor y Brandon Nimmo saludar a los aficionados, refleja la naturalidad con la que el exjugador ha asumido su nueva etapa, alejada del brillo constante del diamante, pero no de la pasión por el béisbol.
Su retiro del juego, en el que recuerda con humor los “lloridos constantes” durante sus últimas apariciones y la dificultad de las rehabilitaciones, marca el fin de una era, pero al mismo tiempo, el comienzo de una nueva etapa donde la leyenda de David Wright se perpetúa no sólo en las estadísticas y los récords, sino en la cultura del equipo y en la inspiración que deja a las nuevas generaciones de Mets.