La emoción en la duela fue palpable, la tensión en el ambiente, electrizante. Para entender la magnitud del acontecimiento, hay que remontarse a la impresionante trayectoria de uno de los equipos involucrados.
Los Cleveland Cavaliers, líderes indiscutibles de la NBA, llegaban al encuentro con una asombrosa racha de 12 victorias consecutivas. Un récord que parecía inalcanzable. Sin embargo, los Indiana Pacers, con una actuación memorable, lograron lo que parecía imposible.
Andrew Nembhard lideró la ofensiva de Indiana con 19 puntos, mientras que Pascal Siakam contribuyó con 18 unidades y 9 rebotes. La contundencia de Indiana se vio reflejada también en la actuación de Myles Turner, quien aportó 15 puntos y 10 rebotes, y Jarace Walker, quien desde la banca sumó 8 puntos y 12 rebotes. Su victoria, 108-93, significó la primera derrota de Cleveland desde el 8 de diciembre en Miami.
La superioridad de Indiana en la segunda mitad fue abrumadora. Superaron a Cleveland 68-40, limitando a los Cavaliers a su puntuación más baja de la temporada. Del otro lado, Darius Garland lideró a los Cavs con 20 puntos y 7 asistencias, seguido por Donovan Mitchell con 19 puntos y Evan Mobley con 16 puntos y 12 rebotes.
El entrenador de Indiana, Rick Carlisle, reconoció la fuerza del rival, comentando: “No tienen debilidades. Quiero decir, no puedes encontrar ninguna. Todos sus jugadores pueden anotar y esos chicos también juegan defensa.” Una declaración que subraya la magnitud de la victoria de los Pacers, quienes lograron quebrar la sólida defensa de un equipo considerado casi invencible.
La revancha está programada para el martes en Indianápolis. Será una oportunidad para que Cleveland intente recuperar el terreno perdido y demostrar su verdadero potencial. Mientras tanto, la victoria de Indiana permanece como un triunfo que marcó un hito en la temporada, y que seguramente se recordará por mucho tiempo.