Rodgers, quien acaba de completar su vigésima temporada en la NFL, ha vivido de cerca la devastación. Su hogar en Malibú, aunque a salvo del fuego, se ha visto afectado por los cortes de energía, una situación que relata con preocupación: “Llegué a la casa y el viento estaba absolutamente loco. La puerta se azotaba y no había energía eléctrica.”
Más allá de su propia situación, la preocupación del jugador de 41 años se centra en sus amigos. Miles Teller, el reconocido actor, es solo uno de los afectados por los incendios. “Amigos míos han perdido casas. Varios amigos en Palisades han perdido sus hogares, muchos amigos en Pasadena fueron afectados... Definitivamente ha sido un tiempo difícil,” confiesa Rodgers en una entrevista reciente en “The Pat McAfee Show”.
Este panorama, sin embargo, no eclipsa por completo el futuro profesional de Rodgers. A pesar de las “muchas conversaciones agradables” que sostuvo con el propietario Woody Johnson, el vicepresidente Christopher Johnson, el presidente del equipo Hymie Elhai y el entrenador interino Jeff Ulbrich después de la victoria de los Jets sobre Miami el 5 de enero, la incertidumbre persiste.
Su decisión de continuar o no en la NFL para una vigésima primera temporada está en suspenso. Rodgers ha manifestado que necesita tiempo para reflexionar: “Les dije que me tomaré un tiempo… Una vez que [los Jets] tomen una decisión sobre un gerente general o un entrenador, eso nos llevará al siguiente paso, que será una conversación con quien sea esa persona. Pero éste es un momento en que estoy tomando tiempo para mi cuerpo y mi mente a fin de aclarar las cosas.” La comunicación con la directiva del equipo, según admite, ha sido limitada debido a la emergencia.
Mientras la situación en el sur de California sigue evolucionando, la decisión sobre el futuro de Aaron Rodgers permanece en espera, a la par que la incertidumbre rodea al equipo de los Jets en busca de nueva dirección.