Sterling Sharpe: gloria y adversidad en su ingreso al Salón de la Fama

Mientras se prepara para recibir su busto de bronce este sábado, el exreceptor abierto de los Packers de Green Bay confiesa que su celebración ha estado marcada por una batalla personal: cuatro cirugías oculares y la incertidumbre de recuperar por completo la visión en su ojo derecho.
"Habría elegido la vista sobre el Salón de la Fama", admitió Sharpe durante una conferencia de prensa el jueves, revelando que aún enfrenta un posible quinto procedimiento por un desgarro en la retina. La ironía es palpable: el mismo hombre que una vez dominó los campos ahora lucha por distinguir claramente el honor que le espera.
Detrás del momento histórico —será el primer hermano en ingresar al Salón junto a su pariente Shannon (inductado en 2011)— yace una historia de superación. Sharpe acumuló en solo siete temporadas:
Eric Allen, el esquinero que transformó sus reflejos de bateador de béisbol en 54 intercepciones, incluyendo ocho devueltas para touchdown. "El diamante me enseñó a leer jugadas como si fueran lanzamientos", confesó el exjugador de Eagles y Raiders.
Jared Allen, cuyo récord de 22 capturas en 2011 sigue envuelto en polémica. Hasta Aaron Rodgers —grabado en un video viral— insiste: "Eres el verdadero poseedor del récord", refiriéndose a una captura fantasma que le fue negada.
La ceremonia también marcará un hito para Antonio Gates, el primer jugador en entrar al Salón sin haber pisado una cancha universitaria. El exala cerrada de los Chargers, quien pasó de las canchas de baloncesto a 116 touchdowns en la NFL, resume su filosofía: "Viví cada año como si fuera mi último tryout".
Entre discursos y lágrimas, el sábado no solo sellará carreras excepcionales, sino que expondrá las cicatrices —físicas y emocionales— que estos atletas llevan bajo sus uniformes de bronce.